𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 17.

1K 170 49
                                    

— ¿Desea partir ahora mismo, mi señor? ¿Está completamente seguro? Las almas estarán amotinadas si usted comienza su recorrido sin la compañía del vigilante, él es el que las mantiene en línea total para evitar que se dispersen.

— ¿No se supone que debería estar en su maldito lugar justo ahora? ¿Qué hace fuera de su posición?

El subordinado bajó la mirada un momento, cohibido e incapaz de poder justificar la ausencia del sujeto.

— Sólo se marchó sin palabras, mi señor. No puedo refutar a su favor pues ni yo mismo estoy enterado.

Jeongguk gruñó malhumorado con la réplica insatisfactoria, yéndose a grandes zancadas para dirigir su camino a la penumbra que era el portal del limbo.

— ¡Mi señor! ¡Vaya con precaución! — Le suplicó aquel sirviente, observándolo a detalle adentrarse al vacío espacio entre las almas abandonadas. — ¡Recuerde no acercarse demasiado o esas almas van a abordarlo con tal de buscar su liberación!

— Todas ellas pueden seguir gozando de pudrirse aquí. — Expresó con desdén continuando su camino a través del suelo rocoso, el sonido de sus zapatos acompañándolo ante el sepulcral silencio de aquel lugar llamado como aquellos a los que olvidan. —... Condenadas a sufrir un abismo que no se comparará al de ahora como alguna se atreva a tocarme la maldita paciencia.

Sus sombríos y hermosos ojos oscuros analizaron de inicio a fin el territorio en donde yacía, buscando con impaciencia al pobre estúpido que se encargaba de perturbar los sueños de su amo.

Abruptamente para su pesar, se ve interrumpido cuando la horrenda presencia de una mujer interfiere con su vista, colocándose ante sus ojos mientras le ve con una profunda tristeza.

¡Mi hijo! ¡Mi hijo dijo que me visitaría! ¿Sabes dónde estoy? ¿Cómo puedo salir?

— No puedes salir de aquí y nunca lo harás, estás en una eterna espera en el lugar de los olvidados, seguirás condenada a permanecer en este lugar hasta que tu presencia se reduzca a nada más que polvo viejo.

Jeongguk le suelta con tanta parsimonia en su voz, con aquella misma expresión vacía en su rostro detonando desinterés. Se dispone a retomar su labor, completamente seguro de que sus fúnebres palabras fueron suficientes para que aquella alma desistiera en paz.

Pero por supuesto que no es así.

La mujer lo toma del brazo con una brusquedad que para nada le agradó, aferrándose a él en un intento desesperado de querer traspasar la línea con toda su voluntad.

— Qué estúpida eres, ¿de verdad creíste que podrías poseerme? Eres una asquerosa alma corriente e ingenua, nunca podrías. — Chasquea su venenosa lengua con desprecio, sujetándola de la yugular con esa violencia que le caracterizaba, burlándose descaradamente de ella mientras el fuego ardiente de sus garras comenzaban a descenderla a nada más que simples partículas de polvo. — Nadie te quiso en el paraíso, ni siquiera en el infierno, ahora no tendrás lugar ni siquiera en la nada. Tu existencia no la merecías.

El pelinegro suspira con un pesar de fastidio, observando detalladamente una última vez a aquellos destellos de polvo sucio perderse entre lo más recóndito del abismal lugar antes de disponerse a continuar con la búsqueda de su primordial objetivo.

Las condenadas ánimas se abren paso rápido entre ellas, evitando con desespero tener cualquier cercanía con el espectro tenebroso que tan sólo hace unos segundos ya había desecho una existencia varada en absolutamente nada.

Todos ellos descendían su mirada junto con su cabeza, amedrentados con ese ser tan imponente que parecía acechar probablemente a su próxima presa.

Todos ellos menos uno.

Jeongguk le observa con una desvergonzada y hermosa sonrisa entre los labios, sus ojos inyectados perturbadoramente en una extraña emoción, una que era mil veces más escalofriante que su rostro en quietud.

— Park Jimin, creí que a estas alturas ya estarías retorciéndote en las llamas de mi dulce hogar, pero en su lugar estás aquí conviviendo con los asquerosos olvidados, ¿no es gracioso lo tanto que pospones tu destino y terminas empeorándolo?

— ¡Me engañaste, maldito demonio! No te debo absolutamente nada, mi destino será otro estés aquí o no.

El espectro se ríe escandalosamente a pesar de que sus ojos ardan en coraje puro, abordándolo por completo, tan cerca que incluso Jimin puede sentir el dolor del fuego infernal calar vagamente su espíritu.

— Me debes todo, sucia escoria.

El humano retrocede unos cuantos pasos atrás, cada vez sintiéndose más sofocado ante la presencia ajena, con ese rostro cínico observándolo atentamente como si fuera una presa y con esa voz sepulcral atormentándolo y retumbando dentro de su cabeza.

— No culminaste el trato pactado entre ambos, infeliz alma asquerosa. — Escupió el demonio rechinando espeluznantemente aquellos dientes afilados que tantas veces Jimin soñó desgarrándole la garganta sin piedad. — En cambio, intentaste engañarme como el sucio patético miserable que eres, creo que está en la naturaleza del humano ser así de estúpido.

Jeongguk siguió más y más, invadiendo todo espacio que Jimin creía que tenía, abarcándolo y asfixiándolo con su inquietante aura.

— Saldaste parte de la deuda con tu vida pero sabes muy bien que eso no me es suficiente, firmaste con sangre tu alma condenada a cambio de poder y dinero, cosas tan corrientes por la que matan los de tu raza.

— Tú no lo entiendes, yo realmente estaba desesperado por una solución. — Murmuró el humano con las emociones desbordadas, alterado, afligido y con la voz temblorosa. El demonio ni siquiera se inmutó o se compadeció por él, lo ignoró con indiferencia mientras se dedicaba a observar sus patéticos lamentos. — Todo lo que he hecho, absolutamente todo lo que he hecho incluso ahora fue por amor.

— No me importa tu mierda, es tu alma o la de Kim Taehyung o incluso aún mejor, me llevaré ambas.

Jimin lloró, negando frenéticamente mientras el demonio parecía tener diversión con su sufrimiento, torciendo su rostro en un gesto cruel y burlón.

— Oh, vamos, tú eres un puto Judas. Has ofrecido el alma de Kim Taehyung antes para salvarte, ¿y te atreves a lloriquear ahora?

— ¡Lo hice para protegernos, yo estaba ayudándolo!

— ¿Creíste que podrías salirte con la tuya una vez más? ¿Creíste que podrías engañarme de nuevo y salir ileso? Ahora soy suyo, Park. — Él expresa con un destello brilloso de insolencia en sus ojos, con esa picardía atractiva en el paladar de la lengua, tan jodidamente venenoso. — Y no falta mucho para que sea mío también, su alma me pertenecerá.

— No estarías aquí deleitándome con tu agradable presencia si eso fuera cierto.

El rostro escalofriante del demonio se endureció ante sus palabras, Jimin sabía que provocarlo fue su estúpido de su parte pero no había vuelta atrás, ya había sido insensato. Trató de retroceder un poco más con tal de no tener la presencia del ente hostigándolo pero Jeongguk fue más rápido y no le permitió siquiera atreverse a formular palabra, sujetándole con rudeza de la tráquea al mismo tiempo que sus ojos se encendían entre las tinieblas.

— Terminará de ser cierto cuando culmine mi propósito y me deshaga de todo rastro de tu existencia de él.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 04 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DON'T MOVE 랑, GGUKTAE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora