Capítulo 1: Lo que Mal sintió

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Mal trato de liberarse del agarre de su madre.

En serio que lo intento.

Pero Maléfica sujetaba su cuello con tanta fuerza que no podía respirar.

Esto no era como cuando ella era niña.

Cuando Maléfica la golpeaba por no ser lo suficiente malvada... nunca se había sentido así.

Cuando usaba su poder y la obligaba a mantener la cabeza baja por el bien de su grupo tampoco se sentía así.

Nada de lo que le había hecho Maléfica cuando era pequeña le había provocado una sensación similar.

Ni cuando la golpeaba e insultaba, ni cuando la dejaba afuera obligándola a dormir en el piso frío y húmedo.

Ni cuando gritaba a viva voz cuánto odiaba que hubiera nacido.

Nada, absolutamente nada podía compararse con lo que ahora sentía.

Maléfica apretó el agarre de su cuello lo que la termino alejando de sus pensamientos.

Escucho a alguien gritar su nombre pero no sabía quién era.

¿Evie? ¿Jay? ¿Carlos?

No, imposible.

Ellos habían sido llevados por sus propios padres.

Ellos ya no estaban en la coronación.

¿Entonces quien gritaba?

Un nuevo apretón le termino quitando tanto el aire que sus brazos cayeron.

A pesar de todo... tenía que seguir luchando.

Esa era la única manera en la que uno podía sobrevivir en la Isla.

Por qué uno luchaba día y noche.

Levanto los brazos pero solo pudo moverlos por unos centímetros antes de que Maléfica usará su magia sobre ella.

Sus brazos cayeron.

Y también volvió a respirar.

Maléfica la había soltado.

¿Por qué? Maléfica nunca hacía nada a medias, si la soltó era para algo.

—Tú... maldito...—escucho que le dijo Maléfica a alguien.

A pesar de tener la visión borrosa y sentir su cuerpo como la vez en que se termino cayendo al océano se obligó a sentarse para ver de quién hablaba Maléfica.

Se sorprendió... un poco.

No pensó que viniera, creyó que se quedaría en la Isla para proteger al resto de los VK.

Sin embargo estaba detrás de Maléfica apuñalando la con una espada.

—Malice.—dice en voz baja mientras veía a su hermano mayor.

El hijo de Maléfica y el demonio Chernabog.

Malice no estaba en el mejor de los estados.

Su cabeza sangraba demasiado, le recordaba un poco a Saran cuando está fue quemada.

El pálido de su piel solo contrastaba horriblemente con el rojo escarlata de la sangre que caía por su rostro y su ropa.

De su cabeza salían 2 cuernos, al parecer habían brotado hace poco provocando las heridas.

Malice sujetaba con fuerza una espada de color negro la cual estaba atravesando el pecho de Maléfica.

—Maldito mocoso.—dijo Maléfica mientras trataba de sacar el arma.

No tenía que terminar así (Descendientes)Where stories live. Discover now