Rosas Rojas [Jaden Walton]

013

JADEN WALTON
-High school Buford

—¿Han sabido algo de mi bonita? —Bebí un poco de mi café caliente. Todo el entorno de la mesa se miraron entre ellos y luego me miraron a mi. Rodé los ojos. —..De Greece.

—No costaba decir tanto su nombre. —La pequeña énfasis hecha por mi hermana se hizo notoria.

Negué y mi mirada inconscientemente cayó en sus dos familiares. Mike y Rose.

Aquellos tenían la cabeza gacha y una mirada diría que casi decaída. No quería dejar que mi mente volase por si sola, necesitaba antes hablar con ella.

Llevaba casi una semana sin venir a clases, sin responderme los mensajes. No sabía nada de ella, ni tampoco me abría la puerta de su casa.

No quería pensar eso de ella.

La historia no se podía estar repitiendo..

No de nuevo..

🌹🌹

Bonita 💘

«Voy a ir a tu casa ahora mismo, solo espero que me abras de lo contrario me veré obligado a usar mis segundas opciones»
✔

Guardé mi teléfono en el bolsillo de mi chándal y me miré una vez más en el espejo, esperando estar presentable.

Baje las escaleras de casa y saliendo por la puerta sin escuchar ningún tipo de pregunta por parte de mi familia.

Ellos sabían que si salía, sería solo por verla a ella.

Crucé la calle casi corriendo y toqué su timbre. Una, dos y tres veces. Listo para utilizar mis otras opciones mi corazón latió a mil al escuchar como se abría la puerta.

—Hola Jaden, no te esperaba por aquí. —Me sonrió la señora Linn. Yo tan solo pude centrarme en ver si no habían cajas de mudanza o algo parecido. —Te invitó a pasar.

Se hizo a un lado y ahí fue cuando apenas reaccioné.

—Hola Sabrina, muchas gracias, vengo a ver a Greece..¿se encuentra?

Me alivie cuando al entrar por completo a su casa no había ningún rastro de mudanza o algo parecido, tan solos varios papeles botados por toda la mesa.

—Si está, ahora mismo está en la ducha pero puedes subir y esperarla. —Me sonrió una vez más, pero ya no era como antes.

Sin duda no sabía que pensar pero ojalá no sea lo primero que se me paso por la cabeza.

Le agradecí y subí al segundo piso preparándome quizá mentalmente para ser echado del cuarto de la chica que me gustaba, o tal vez de su casa literalmente.