Capítulo 2: Las Jaulas (II)

1 0 0
                                    

Lucah abrió los ojos y maldijo en su mente encontrarse en una situación similar a la de aquella noche pasada. No obstante, ahora sentía como el lugar en donde despertó se movía. Tocó las paredes para darse cuenta de que estaba en una gran caja de metal. La luz entraba únicamente por dos agujeros, uno a cada lado de la caja. Quiso acercarse más para observar a través de uno de los hoyos, pero unas cadenas le impidieron moverse más.

Supuso que sus captores estaban trasladándolo como un bicho raro de circo. En su mente la más alta probabilidad recaía en que había sido secuestrado por unos cuantos zoocriptólogos aficionados que por fin habían triunfado en vida. No desesperó demasiado. Incluso durmió un poco. Cuando pasaron algo menos de seis horas la puerta de su caja de encierro se abrió.

Magnus miró de pies a cabeza a Lucah. Al lado del militar de casi dos metros, Spike sostenía un manojo de llaves y un pequeño lanza dardos. El subordinado de Magnus apuntó al torso, aún desnudo de Lucah, y lo puso a dormir nuevamente.

Spike se acercó a Lucah, abrió los cerrojos de sus cadenas y lo arrastró hasta una distancia cercana a Magnus.

—Ustedes dos, llévenlo a la cabina de contención siete.

Dos hombres se acercaron, tomaron a Lucah por sus extremidades y lo cargaron siguiendo a Magnus y Spike.

—Señor, tengo una duda. ¿Por qué decidió usar un tranquilizante en lugar de un arma de fuego letal? —preguntó Spike mientras elevaba la mirada para ver a los ojos a su capitán.

—No es como los otros. Lo siento en la piel, espero que tú también puedas. No es como los que hemos visto antes. No sé si recuerdas a ese bicho de Noruega.

—¿El duende-zorro que había sido atrapado en un pozo?

—Ese mismo. Esa cosa no tenía lenguaje. Solo emitía chillidos, balbuceos y lanzaba baba con cada grito. Este de aquí es distinto, tiene una forma más humana, hasta ahora no lo he escuchado, pero creo que puede hablar. Quiero saber qué es, luego nos desharemos de él con brevedad. Tenlo por seguro.

—Capitán, la criatura posee un artilugio en su cuello. Está brillando—mencionó uno de los dos hombres que cargaba a Lucah.

Magnus giró hacia atrás la vista y pidió que le pasen aquella bisutería brillante. La examinó desde varios ángulos, aunque poco a poco los granos de arena fueron opacándose. Con una mirada de decepción, Magnus le entregó a Spike el collar y le indicó que podía hacer con eso lo que quisiera.

Magnus, Spike y los dos hombres continuaron por un corredor largo que finalizaba en unas escaleras metálicas que se perdían en la oscuridad. Cuando llegaron al final de las escaleras las luces de otro pasillo comenzaron a iluminarse, mostrando celdas con un vidrio de alta resistencia. Dentro de aquellas cabinas de contención, distintas criaturas veían al recién llegado y murmuraban por lo bajo.

Magnus se detuvo frente a un fauno que había capturado hace un mes. Tocó el vidrio; pero la criatura ignoró por completo al capitán. Entonces Magnus oprimió un botón cercano a la compuerta de salida.

—Traemos un amigo nuevo—Mediante el intercomunicador Magnus intentó captar la atención del semi-humano—. Si descubro que puede decir algo que nosotros entendamos vas a ser eliminado inmediatamente.

Una de las orejas del fauno se movió, pero mantuvo su decisión de no ver a la cara a Magnus.

Siguieron avanzando por el pasillo. En total tres criaturas eran cautivas en aquellas celdas. Un fauno, un gnomo de aspecto demacrado y una gárgola, una criatura que caminaba a cuatro patas, tenía unas alas similares a las de un murciélago y una cabeza parecida a la de un lobo sin pelo con dos cuernos. Al llegar a la celda de contención siete, Magnus oprimió unos botones en el panel de control. La celda elevó el vidrio reforzado verticalmente y los dos subordinados que cargaban a Lucah lo dejaron en el suelo de la cabina.

—Spike, estás a cargo. Avísame cuando despierte.

***

Las Crónicas Híbridas: La Hermandad de la GuardiaWhere stories live. Discover now