Capítulo 2: Las Jaulas (IV)

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Todo el pasillo retumbó. Del techo cayeron motas de polvo iluminadas por las luces blancas de las celdas. Lucah despertó somnoliento, se reincorporó en sus dos pies intentando recordar qué había sucedido previamente. En su mente apareció el recuerdo de la puerta metálica abriéndose, luego la sonrisa caprichosa de Magnus y los ojos abiertos como dos platos de Spike.

Spike también se encontraba ahí. A veinte centímetros de distancia del vidrio que separaba la cabina. Ni el pequeño temblor consiguió que el subordinado de Magnus separase la vista de Lucah. Tenía ambos ojos clavados en el joven híbrido, tan abiertos como cuando Lucah lo vio por primera vez.

Le vino a Lucah un pensamiento azaroso sobre cuánto tiempo había estado sin camiseta. Incluso sonrió hasta que se dio cuenta que en su pecho faltaba el colgante de su infancia. Tocó de inmediato sus bolsillos, pero no los encontró. Giró para todos lados, dándole por fin la importancia debida a su entorno; dio un paso hacia atrás cuando cruzó miradas con Spike.

—Señor, ha despertado—Spike había tomado su intercomunicador—. Parece un poco aturdido aún, no he intentado establecer comunicación. Espero nuevas órdenes.

—No hagas nada—La voz de Magnus resonó desde la radio con profundidad en las distintas cabinas de seguridad.

Spike dio un paso hacia atrás, achinó los ojos, levantó su mano derecha e hizo el gesto de una pistola que disparaba directo a Lucah. Disparó un "zas" con la boca, haciendo como si su pistola imaginaria acabase de atravesar el gran vidrio que los separaba.

Lucah hizo una expresión con el rostro que decía con claridad "menudo bicho raro". Se acercó hacia el vidrio, tocándolo como quien toca una puerta. Spike se hizo el loco, miró al techo, del cual aún caían motas de polvo. ¿Qué había sido ese golpe tan fuerte que retumbó toda la sede subterránea?

Lucah tocó con los nudillos el vidrio con más fuerza. Incluso llegó a creer que Spike no podía escucharlo. Su cabeza se llenaba de dudas en cada intento de comprender dónde estaba. Al inicio pensó que las personas del circo que lo habían capturado tenían mucho dinero, las instalaciones se veían bastante tecnológicas. Luego descartó la tonta idea del circo. Quizás lo habían capturado para ser parte de una colección privada de criaturas como Pie Grande o el Yeti de algún multimillonario. No obstante, eso no haría mucho sentido con la decoración. ¿Un multimillonario tendría el suelo metálico en lugar de una alfombra aterciopelada roja para su museo? Más importante que eso. ¿Dónde demonios estaba su collar?

—Oye tú—dijo Lucah levantando la cabeza—. ¿Dónde estoy y cómo te llames?

Spike se puso rojo. Muy rojo. Casi tanto como su cabello. Sus pecas desaparecieron en el rubor intenso de sus mejillas.

—Ha hablado—Había activado de nuevo su intercomunicador—. Señor, sabe hablar. ¿Dónde se encuentra?

Ninguna respuesta vino de regreso. Spike miró a la entrada del corredor, directamente hacia las escaleras de acero que funcionaban de único acceso a la zona restringida de contención.

—Señor, espero respuesta. El individuo ha hablado.

Nada llegó de vuelta. Lucah se hartó y continuó gritándole desde su celda.

—Es que eres sordo. No sé. ¿Qué demonios te sucede? Te he preguntado que dónde diablos estoy.

—Estás en una sede ultrasecreta de la mejor organización del mundo—respondió Spike, molesto y más rojo que nunca—. Maldita alimaña. Eres una alimaña.

—Sácame de aquí ahora mismo o voy a calcinarte vivo.

—Tu celda es impenetrable. Fabricada con grado militar. Tus garritas no van a poder hacer nada, ¿comprendes? —Spike se mostraba confiado. Sacaba un pecho inexistente. Levantaba el mentón y fruncía el ceño—, pronto vendrá el capitán Magnus, te dará muerte y pondré tu cabeza en mi oficina.

—Ni tú te crees que tienes una oficina—Spike "botó vapor por los oídos". Era cierto lo que Lucah decía—. ¿Dónde está mi collar?

Spike retomó la compostura por unos segundos. Al fondo del pasillo se oyeron unos gritos, luego disparos; no obstante, Spike seguía firme en su puesto de vigilancia. Tal y como Magnus lo había encomendado.

—¿Cuál collar? —preguntó verídicamente intrigado.

Lucah no pudo responder. Rickon había bajado por las escaleras de acero, mientras que Spike sacaba su arma junto a unas balas de su cacerina de cuero. Spike apuntó, pero no soltó ni un solo disparo. Soltó su pistola. Se colocó de rodillas, puso sus manos en la nuca y bajó la mirada; frente a él se acercaban los miembros de la Hermandad de la Guardia de Rango 8 y 7 a paso lento.

La liberación de Lucah era un hecho.

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⏰ Son güncelleme: Jan 28, 2023 ⏰

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