26. Una pérdida esencial

Start from the beginning
                                    

—Si quieres ayudarme entonces mantente alejado de mí. No te quiero cerca de mi familia.

Y sin más me giré para Intihuatanas abriéndome paso entre los Metkayina hasta que llegué a mi madre. Mi padre me miró con algo de pánico pero se relajó al ver que me acercaba a mi madre para rodearla con mis brazos. Ella me devolvió el abrazo enseguida y continuó llorando a la vez que expresaba lo injusto que había sido que les arrebataran la vida a una madre y a su hijo Tulkun.

—Quiero que paguen —murmuró mi madre con enfado. Me separé un poco de ella para mirarla a los ojos y descubrí que sus ojos estaban cargados de ira y fiereza.

—Pagarán por lo que han hecho, te lo prometo.

Me volvió a abrazar y aproveché para observar a mi alrededor, tratando de enterarme de qué estaba pasando.

—Escuchad ¡Escuchadle!

Oí la voz de Neteyam y vi como intentaba que escucharan a su padre entre la multitud. Su padre estaba frenético intentando que le escucharan así que rápidamente presté atención a la conversación, notando como mi madre hacía lo mismo.

—Decidles a los Tulkun que se vayan.

—¿Que se vayan? —Mi madre se separó de mí y le miró horrorizada y llena de ira—. Vives entre nosotros, ¡y no has aprendido nada!

Los Metkayina volvieron a ponerse frenéticos a la vez que gritaban que debíamos lucha contra la gente del cielo. Mi madre se separó para colocarse junto a mi padre, enfrentando a Jake, y yo me encogí rodeando mi cuerpo con los brazos, temerosa de lo que estaba a punto de pasar.

Neteyam me vio de cuclillas en el suelo y se acercó rápido en mi dirección, agachándose a mi lado y rodeándome con sus brazos de forma protectora. Me dejé caer al suelo con él y Neteyam me atrajo a su pecho rodeándome con su cola en modo de defensa. Nadie se fijaba en nosotros, excepto una persona que conectó su mirada con la mía; Ae'itan. Sin embargo, estaba demasiado nerviosa con la situación como para alejarme de los brazos protectores de Neteyam. 

—No, no, no. Escuchad. Si atacáis, si lucháis, ¡os destruirán! Van a destruir todo lo que amáis.

Vi como mi madre llevo su mano instintivamente a donde descansaba su bebé y yo llevé la mía a Neteyam, entrelazando nuestros dedos con fuerza.

A pesar de sus palabras, los Metkayina no parecían querer oírlo, estaban más que dispuestos a luchar por nuestros hermanos.

—¡Escuchad lo que os digo! —imploró Jake, frustrado—. Hacedme caso, maldita sea.

Neteyam dejó un beso sobre mi cabeza y se acercó para ayudar a su padre.

—Calmaos, ¡calmaos! Escuchad a mi padre, dice la verdad.

Jake se acercó a su hijo y cogió de sus manos el objeto con el que habían matado a él Tulkun. Al verlo, todos se callaron, mirando en objeto con horror y miedo.

Neteyam regresó a mi lado y me aferré a él rápidamente, temblando por los nervios y el miedo por nuestros hermanos Tulkun.

—Neteyam... —Le miré desesperada sabiendo que a mi hermana Tulkun podrían hacerle lo mismo y él me abrazó más fuerte tratando de calmarme con palabras suaves.

—Tranquila, no le pasará nada. La avisaremos.

Observé de nuevo el objeto y solté el aire de mis pulmones con nerviosismo.

—Decidles a los Tulkun que si les alcanza uno de estos les espera la muerte —miró a mis padres y respiró con fuerza para tranquilizarse—. Y avisadme, yo lo silenciaré.

Skawng // NeteyamWhere stories live. Discover now