9. Presentación al pueblo

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—¡Ha llegado el día!

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—¡Ha llegado el día!

Alcé levemente mis orejas con pereza y bufé ante tanto escándalo.

¿Es que nadie sabe respetar el sueño de los demás?

No iba a mentir, sabía perfectamente el día que era; sabía lo que iba a pasar hoy. Durante años, había sido preparada para este momento, había contado cada día, hora, minuto y Segundo que quedaban; sabiendo que sería un día decisivo en mi vida. 

Antes de la llegada de los Sully, realmente no me importaba el desenlace que tuviera este día, sabía que Eywa sería justa y miraría por mi futuro. Pero ahora... 

La llegada de los Sully lo había cambiado todo, para todos. Tsireya estaba claramente enamorada de Lo'ak, no había más que verle la cara cada vez que se sonreían, y Aonung había empezado a madurar tras su llegada, buscando más la aprobación de nuestros padres.

Y por primera vez, la perfecta a la vista de todos, Ngayä, no sabía lo que quería en su vida. 

Siempre había tenido claro que dejaría mi destino en manos de Eywa, que no me importaba lo que ocurriese ya que no había nada que añorase ni ningún sueño que deseara cumplir. Era ambiciosa, pero en otros sentidos. Pero tras la última visión que presencié, ya no estaba tan segura.

Además, siendo sincera..., Neteyam había cambiado muchos de mis puntos de perspectiva; prácticamente todos. 

Sentía que gracias a él había descubierto que sí tenía ambiciones, sueños y metas. Realmente había muchas cosas que quería hacer y ver antes de tener que unirme a alguien para siempre.

Porque sí, el objetivo de hoy era presentarme al pueblo formalmente, donde muchos de los jóvenes tratarían de ganarse la admiración mío o de mi padre, para poder aspirar a ser el próximo Olo'eyktan de los Metkayina.

Era una antigua tradición Na'vi que la tsahík fuera la pareja del Olo'eyktan y viceversa. Por lo que la decisión no me correspondía; el líder anterior debía escoger a su sucesor para asegurarse de que fuera un buen líder cuando él ya no estuviera.

—Vamos, Ngayä, no querrás llegar tarde a tu día —mi madre me agitó repetidas veces, tratando de que me levantara.

—Aún no es tarde, Tsireya podría ocupar mi lugar —murmuré. 

Realmente no estaba siendo muy consciente de mis palabras, lo único que había en mi mente era el deseo de seguir durmiendo.

—No digas tonterías, hija. No he malgastado los últimos años de mi vida para que mi hija los tire a la basura por el simple capricho de dormir —bufó. Abrí los ojos y la observé adormilada; estaba empezando a perder la paciencia, y eso no era bueno para mí—. Tal vez esto no pasaría si no desperdiciaras tus noches volando que el hijo mayor de los Sully.

La mención de Neteyam me despertó por completo y me reincorporé tan rapido que asusté a mi madre. 

—No ha sido culpa suya —le defendí rápidamente.

Skawng // NeteyamWhere stories live. Discover now