Capítulo 15 | Éxtasis

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—¿Ahora lo ves Cherry? Esto voy a usarlo para penetrar tu bonito coño y saborearé cada uno de tus gemidos, cada jadeo y cada gota de tu néctar.

—Caius... por favor —supliqué mirando nuestros cuerpos en el espejo, se veía tan imponente detrás de mí, era enorme y yo lucía más pequeña de lo que era.

—¿Qué deseas Nix?

—A ti, sólo a ti y tu perversidad.

Sonrió con descaro y volvió a hacer que bajara mi pecho sobre el frío metal del lavabo, con el juguete trazó mi columna y descendió por en medio de mis glúteos hasta que llegó a mi chorreante centro paseó levemente el juguete de arriba hacia abajo lubricando la longitud, su forma de hacerlo fue tan lenta que me sentí al borde de una erupción volcánica, si seguía así me correría antes de que siquiera me tocara.

—Estás torturándome.

—¿Te parece que lo hago? —no terminó de formular bien la pregunta cuando adentro las primeras tres bolas del juguete en mi interior, se sentía frío contra mi sensible e hirviente piel, el deseo bullía en mí y me hacían insaciable, quería todo dentro, lo quería, pero en el momento en que comenzó a mover aquel instrumento en mi interior estimulando cada parte y terminal nerviosa dentro de mí, mis paredes se contrajeron, quería dejarme ir, pero de nuevo me dejó en la nada, sacó el juguete y me desesperó.

—Estoy disfrutando tanto ver como tu interior toma todo lo que le doy, y me prende el imaginar tu cálido y estrecho coño tragándose mi polla, y tu garganta queriendo ahogar esos alaridos de placer que tan deliciosamente recitas estando en la cima.

Volvió a meter el juguete en mi interior y sin lograr contenerme solté un fuerte gemido desde el fondo de mis entrañas, mi garganta escoció con el desgarrador sonido y recibí como consecuencia una palmada sobre mi sexo y clítoris haciendo de mis espasmos incontrolable.

Iba enserio aquello de dejarme sin caminar.

Siguió con la tortuosa penetración hasta que no pude más, sentía que llegaba al tope de mi interior, creí que me rompería ahí mismo.

—No puedo más, Caius, duele.

—Lo sé preciosa, soporta un poco más, si no aguantas esto, entonces mi polla te partirá en dos. —no podía, no con tanto dentro de mí, dudaba que mi vagina se pudiera abrir más, dolía, pero no tanto, lo que me tenía al borde del desespero era la lentitud y fuerza de sus estocadas, ese control que tenía sobre mi cuerpo y mi completa incapacidad de mantenerme a raya— Respira Nix, no te tenses, vamos hermosa, tú puedes, déjalo salir, dame eso que tu cuerpo anhela saborear.

Me tranquilizó y así lo hice, contuve mi respiración lo suficiente y a medida que me soltaba él me estimulaba más y más, me hacía estremecer con sus caricias, mis sentidos se fueron nublando con la llegada de la más feroz tormenta que me tomaba y mi cuerpo temblaba en anticipación, me sentía en grietas.

Y así con el alma ascendiendo al cielo, mi cuerpo ardiendo de placer por el pecado y mi cordura por el subsuelo, sentí esa cúspide, ese momento de frágil lucidez, mis manos dolían de tanto aferrarse al espejo frente a mí para evitar que me golpee la cabeza cada que mi cuerpo se barre con los fuertes embates de su mano, el juguete y mi hipersensibilidad.

El último golpe doble fue esa embestida final y la feroz cachetada a mi sexo sensible, en aquel punto me deshice entre gemidos, jadeos y unos guturales gruñidos del enorme hombre a mi espalda, sin salir de mi estupor, sentí su lengua jugar con mi perla hinchada, mi vientre volvió a contraerse en tanto sus labios consumían todo de mí, mi sensible sexo no aguanto más y yo menos, me dejé llevar una vez más soltando la lluvia de excitación más agonizante de mi vida, más conocido como squirt ¿Cómo era posible? Ni yo sola había logrado aquello.

Resiliencia [+18] ©Where stories live. Discover now