❝ 𝐐𝐔𝐄𝐑𝐈𝐃𝐀 ❞
Ilyanna Alpheus era solamente la desafortunada hija menor del duque Alphues. O así era hasta que conoció al segundo principe del imperio Obelia. El principe Claude había entrado a su vida de forma inesperada, pero aún así, Ilyann...
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Mira con aburrimiento la ventana del carruaje perteneciente a la mansión Alpheus, era miércoles y para su desgracia, eso significaba que el cual la lleva al palacio imperial, suelta un suspiro molesta, esta lejos de la edad estimada para considerarse como una señorita de la sociedad, de esas que deben asistir a reuniones y bailes con demás nobles, pero, para su mala suerte, las únicas dos neuronas de su padres piensan que lo más sensato y lógico que puede hacer con su única hija es enviarla al palacio del príncipe heredero todas las tardes, como si eso pudiera hacer que ella se convirtiera en su esposa a futuro, era molesto, no le agradaba el príncipe Athanasius, era demasiado vulgar y emanaba un aura extraña, además ¡Tenía casi la misma edad que Roger! ¡Eso hacía que todo fuera aún peor! Odiaba a su padre y su patética necesidad de adquirir más poder del que ya poseían, deseaba que el día terminase lo más pronto posible.
Soltó un suspiro de aburrimiento, y decidió que lo mejor sería concentrarse en otra cosa mientras el carruaje llegaba al palacio imperial, por lo qué tomo su bolso y buscó el libro que había robado del cuarto de Roger en la mañana, en un inicio solo lo había tomado por curiosidad, puesto que parecía distinto a la clase de textos que había en la mansión, le había dado una ojeada y al final opto por llevárselo, se veía interesante, y ya estaba empezando a pensar que al parecer todos los libros interesantes estaban en posesión de su hermano mayor.
Según lo que había ojeado, era un libro de historia antigua, aunque en un inicio pensó en la probabilidad de que fuera alguna novela de ficción puesto que habían muchas cosas que parecían sacadas de la nada y que no tenían sentido, pero al final descarto esa idea, ¿Roger leyendo libros de ficción? Imposible. Por otro lado, ese era su pequeño gusto secreto, lejos de los libros de etiqueta y novelas románticas que solía leer, aunque realmente le parecía un tema inútil para alguien como ella.
Lo bueno de todo, era qué, teniendo en cuenta el historial de Athanasius, era seguro que hoy no asistiría a su reunión, por lo que tendría tiempo de sobra para acabar el libro, así al llegar a casa solo tendría que devolverlo al escritorio de su hermano y hacer como si nunca lo hubiese tomado, y en caso de ser descubierta, sabía que podía inventar una mentira y Roger la creería, Roger siempre parecía creer en sus mentiras por algún motivo.
