1

901 44 5
                                    

Les aseguro, se los prometo, lo juro. No sé si la reencarnación existe, si volveré a nacer o si simplemente cuando yo muera todo se acaba, se apaga y termina para siempre...pero si existiera, si fuera posible, si volviera a nacer guardaría mi libertad hasta conocerla, pasaran diez, quince, veinte o treinta años la guardaría sin ningún tipo de dudas hasta encontrármela en mi nueva vida.

Ella ha sido lo mejor y al mismo tiempo lo peor que me ha pasado en la vida. Junto a ella he estado más allá del cielo y en el más profundo infierno, me he sentido la mujer más feliz del mundo y la más desgraciada, ella ha sido la luz de mi vida y a la vez la terrible oscuridad... lo ha sido todo y no ha sido nada...¿Por qué? Porque yo no era libre... ni ella tampoco lo era, pero lo mejor es que comience desde el principio, desde el primer día que la vi, la conocí y me la presentaron... y la verdad es que ahora, pasado tanto tiempo me pongo a pensarlo y lo cierto es que desde ese día todo lo que yo era, todo lo que yo tenía, todo lo que me rodeaba... sencillamente se truncó.

Era un muy caluroso viernes veinticinco de agosto, lo recuerdo perfectamente como si fuera hoy, no olvidaré jamás esa fecha, la tengo grabada a fuego en mi mente. Estoy en una gran y amplia oficina en lo alto de uno de los edificios más innovadores y modernos de Chicago. Sostengo en mi mano una bendita y fría copa de champagne y veo desde la distancia como Dorian Ashton habla animadamente con un pequeño grupo de personas.

Está con sus nuevos compañeros de trabajo pues hace poco que forma parte del equipo y probablemente se pregunten qué diablos pinto yo en esa escena. Pues bien, el motivo es que la empresa para la cual Dorian trabaja desde hace muy poco tiempo cumple 15 años de su fundación y están de celebración por ello. Han invitado a todos los trabajadores a una especie de fiesta con catering y los han invitado a ir con sus respectivas parejas y ahí es donde yo entro. Estoy casada con Dorian desde hace cinco años y soy feliz, porque es cierto me siento feliz con él no voy a mentirles. Él se dedica al mundo de las finanzas y es bueno muy bueno en su trabajo, tanto así que vinieron expresamente a buscarlo desde Chicago a Los Ángeles donde antes vivíamos para contratarlo. Se pueden imaginar que el cambio ha sido considerable pues L.A es una ciudad con clima caluroso y básicamente de construcción horizontal todo lo contrario a Chicago que es fría y muy vertical... pero en fin tiene aeropuerto y eso me va genial para lo que me dedico que es... bueno ya se los voy a contar ahora mismo eso no tiene importancia.

El caso es que él está hablando con tres o cuatro compañeros y yo de manera voluntaria me encuentro algo desplazada en un pequeño rincón de esa inmensa oficina llena de mesas y enormes pantallas de ordenador. Lo miro y le sonrío levemente y él me guiña un ojo en señal de complicidad. Sabe perfectamente que la sociabilidad no es uno de mis fuertes y que estoy haciendo un gran esfuerzo por el simple hecho de estar allí. Que no conozco a nadie es evidente porque como les digo estoy sola y de pie en ese rincón lo mismo que un jodido ficus. Menos mal que por lo menos el camarero pasa de vez en cuando y me ofrece una copa de champagne para hidratarme y ese es el único contacto que tengo con alguien hasta el momento en esa sala repleta de gente hasta la bandera.

Veo las mujeres de los compañeros de Dorian y está claro que entre ellas se conocen pues hay varios corrillos esparcidos por toda la sala. He notado que más de una me ha repasado de arriba abajo, un escaneo total y descarado sin ningún tipo de pudor, pero bueno no esperaba menos en una ciudad tan chic y sofisticada como se está convirtiendo Chicago. Luego las he visto cuchichear y reír fuertemente como si fueran las mejores amigas entre ellas... fijo que luego se odian y se critican hasta la saciedad. Como si lo viera.

Bebo de mi copa y la termino justo cuando pasa de nuevo el camarero para ofrecerme otra .

-No gracias - le respondo con una tímida sonrisa pues ya empiezo a notarme un poco mareada y no quiero dar el cante el primer día que me presento en sociedad con los compañeros de Dorian.

Guardaré mi libertad - Wilhemina VenableOnde histórias criam vida. Descubra agora