XII. come back home.

Magsimula sa umpisa
                                    

Oh, Lili... No pasa nada —Lisa la alzó con su brazo libre—. No creo que podamos ayudarla de todas formas. —murmuró, solo para su protectora.

—Wendy —la voz de Rosé sonó calmada al acercarse, se agachó a su altura, la Diosa del Sol ni siquiera pudo mirarla, sus ojeras eran evidentes, sus ojos estaban hinchados de llorar, y se abrazaba a su Sol, que tenía un brillo mucho más sutil que antes—. ¿Cómo te encuentras?

Wendy solo negó y miró directamente a Lisa, muy lejos de la imagen de la Diosa furiosa que había visto antes, su expresión era de pura súplica, era tan triste de ver que las lágrimas subieron a los ojitos de estrellas de la joven Diosa, y parpadeó rápido para no comenzar a llorar.

—Wendy... Lo siento. —murmuró la castaña, y Rosé se volteó hacia ella para negar, no tenía que disculparse por nada, pero sentía que tenía que disculparse con todo.

—JiSoo vendrá en un rato a ver cómo estás, estoy segura. —dijo Rosé, Wendy apenas la miró y volvió a abrazar con firmeza su Sol, apoyando la frente en esta.

Sin decir más, esperaron, alejados de la Diosa del Sol, a la llegada de JiSoo, la única que Lisa creía que podía ayudarla, ella era su última esperanza.

Aún estaban tomadas de las manos, y Lili estaba acostada sobre sus piernas.

Tal como Rosé había dicho, JiSoo volvió en un momento, para saludarlas de lejos e ir directamente hacia Wendy para hablar.

—No te ves muy bien, y estás muy frío —dijo aquella Diosa Mayor—. El Sol tiene que estar caliente, esto no es bueno.

—No es bueno que yo esté aquí en primer lugar —dijo la rubia, su voz sonaba ronca y rota—. Tengo que volver, quiero volver.

JiSoo asintió, frotó su espalda en un intento por hacerla sentir mejor.

—Haré lo que pueda. —dijo la mayor.

Rosé le hizo una seña para ir con ella, y Lisa aprovechó para tomar a la coneja y dejarla sobre Rosé, antes de ir hacia ella a paso rápido.

—JiSoo, necesito hablar contigo —la mayor asintió, esperando a que hablara, pero Lisa creía que lo mejor era hablar a solas—. Pero en privado. —murmuró.

La Dios Mayor asintió de nuevo, y comenzó a caminar para alejarse, junto a la menor, avanzando entre aquellos árboles viejos y oscuros de aquel bosque, cuando ya estuvieron lo suficientemente lejos, Lisa finalmente habló:

—JiSoo yo... Me preguntaba si tú... Podrías hacer algo para ayudar a los Humanos —dijo, la mayor alzó una ceja—. Digo, para evitar que JooHyun haga más catástrofes, y sigan muriendo, porque Rosie está sufriendo mucho por ellos.

JiSoo no dijo nada por unos momentos.

—Lisa, yo abandoné el mundo de los humanos  hace mucho, y podría, pero no tengo ningún interés en pelear contra mi hermana porque eso sólo empeoraría las cosas —dijo, encogiéndose de hombros—. Todo lo que está pasando es por causa y responsabilidad de alguien que no soy yo, entonces no tengo por qué intervenir y poner todo aún más en riesgo.

Lisa asintió, se mordió el labio con fuerza e intentó contener sus lágrimas, JiSoo lo notó y se sintió mal por ella, era solo una jovencita, que no había aprendido mucho de la vida, que ahora tenía que afrontar las consecuencias horribles de algo que nunca había imaginado que era tan feo.

Lisa había tenido un deseo justo de libertad, y era triste de pensar que eso sólo había traído desgracias.

—¿C-Cómo puedo ayudarlos? —murmuró, mientras unas lágrimas brillantes caían los sus mejillas—. ¿Cómo puedo... Arreglar t-todo lo que hice m-mal?

—Lisa... —JiSoo detuvo su paso para tomarla de los hombros, la menor la miró con los ojitos rotos, acarició su largo cabello castaño en un intento de consolarla—. En serio lo siento, pero no puedo ayudarte con eso tampoco... No tengo las respuestas a todo, pero... Piensa un poco en lo que crees que es lo correcto y hazlo, y todo saldrá bien.

Lisa no respondió, de alguna manera se sentía como si la estuvieran retando, como si de verdad hubiera hecho algo malo, aunque el tono de vos de JiSoo era tranquilo, sus palabras le dolían, eran filosas y cortaban en su poca o nula esperanza.

—Si supiera como ayudarte, lo haría. —agregó JiSoo, en un tono maternal y sereno, mientras la miraba fijamente, hablando totalmente en serio.

Lisa mordió su labio y asintió, aguantando el llanto, sin decir nada más regresó hacia donde estaba Rosé, quien estaba hablando con Wendy, la mas baja guardo silencio cuando la vió llegar y la Diosa de los Humanos se volteó hacia ella.

Lisa sabía, o al menos creía saber, que Rosé quería que se quedara, que quería abrazarla tanto como ella, que quería hacerle compañía y calmar sus penas... Lisa sabía que Rosé no la odiaba, y que aquella expresión de que no debería estar allí que le dedicó era solo fruto de su imaginación.

Eso esperaba.

Al sentirse tan mal, Lili se dió cuenta, su protectora podía sentir sus emociones, y la conejita fue hacia ella para saltar a sus brazos y decirle que todo estaría bien, mientras se acurrucaba en su cuello.

—Lo siento... —murmuró, era para aquellas dos, aunque fue tan bajo que solo Lili pudo escucharla y sus orejas se alzaron, volvió a hablar sólo para su protectora, su única y fiel compañera—. Hay que irnos, Lili, tenías razón.

Se sentía una idiota, una joven Diosa ilusa y torpe, ¿Cómo iba a creer que aquel lugar era su casa? ¿Cómo creería que pertenecería a algún lado?

Creía en una nueva vida, pero ni había terminado la anterior, creía que aquel lugar era maravilloso cuando no lo conocía, creía que podía ser feliz, pero si su felicidad era a costa del sufrimiento del otro, nunca lo sería.

Lisa no tenía una casa, no sabía lo que era aquello realmente, no tenía un hogar, por más que se engañara con que aquel mundo de Dioses Muertos era un nuevo hogar para ella... Sabía que era mentira

Sólo había tenido un hogar, por más que se sintiera mal allí, por más que no encajara y que estuviera sola, quizás un hogar era aquel lugar del que no puedes escapar, por más lejos que esté.

La coneja frotó su naricita contra las mejillas de Lisa, en un intento de borrar sus lágrimas, la joven Diosa dió media vuelta y comenzó a caminar para marcharse.

Hay que volver a casa.

—Hay que volver a casa

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la tierra de los dioses muertos ଓ chaelisaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon