Capítulo 4: Noah

14 0 0
                                    

Esa misma noche era la fiesta de Halloween, y todavía no les había contado nada a mis padres. Nunca habían sido muy estrictos conmigo, pero sí que se interesaban por saber adónde iba, y había probabilidades de que no aprobaran que la fiesta fuera en la casa de la fraternidad del hermano de Martin.

—Va a ser alucinante, tíos. Mi hermano cuenta que todo está decorado para que dé miedo de verdad.

—Entonces no podremos ir de princesas —confesó Anna.

—Yo no sé si voy a ir —comenté. Quería ir con ellos, y los envidiaba porque no tuvieran que dar tantas explicaciones.

—¿Por qué? Tienes que ir. Vas a ir —sentenció Mary—. Hasta Beth va a ir.

—¿Qué excusa les voy a poner a mis padres? Y, obvio, que la verdad no les voy a contar.

—Diles que vas conmigo —declaró Jake.

Se produjo un silencio sepulcral. Aún flipaban bastante con que Jake y yo volviéramos a hablar. Se podía decir que nuestra amistad había mejorado, pero nada más allá del «hola», «¿cómo estás?», y algunas risas.

Ni siquiera él se esperaba decir eso. Solo había que ver lo nervioso que se había puesto.

—Venga, Noah. Ven —suplicó Anna.

—¿Harías eso por mí?

Yo también alucinaba con los cambios bruscos de Jake. Todavía no asimila esta nueva situación. Tantos años evitándonos y ahora...

La pregunta que me rondaba constantemente la cabeza era: ¿por qué?

—Te he dicho que sí, pero para eso nos tenemos que ir ya.

—¿Os marcháis? Todavía quedan dos horas —dijo Peter.

—Mi madre no es fácil de convencer, ya lo sabes —le contestó Jake.

En ese momento me daba bastante igual perderme dos clases, porque ya le pediría los apuntes a alguien.

—¿Estás seguro? —pregunté.

—¿Y tú?

—Vámonos ya.

Aún era extraño estar con Jake a solas, pero no había tanta incomodidad como al principio.

En su casa solo estaba Liz, y por el olor a azahar que te embargaba nada más entrar, estaba cocinando algo riquísimo. ¿Galletas?

—Noah, Jacob..., ¿qué hacéis aquí? —preguntó acercándose para darnos un beso.

—Mamá, ¿te acuerdas de la fiesta de esta noche? —empezó a decir Jake.

—Esa del hermano de Martin, ¿verdad?

—¿Nos ayudas a Noah y a mí?

Al principio Liz no entendió nada, pero al atar cabos se dio cuenta de a qué nos referíamos con «ayudar».

—No, Jake. No pienso mentirle a Claire. Lo siento, Noah.

—No pasa nada, tranquila —dije a mi pesar. Entendía que no fuera a engañar a su mejor amiga.

—Por favor, mamá, ¿qué más te da? Di que saldremos a dar una vuelta, y luego Noah se quedará aquí a dormir. ¿Mami?

Qué falso era Jacob. En serio, no le iban a servir de nada los ojos de cordero y la voz de bebé.

—Vale, pero tened cuidado. Y nada de venir a las tantas.

O quizás sí que funcionaba.

—Mamá, te quiero.

Sentimientos ocultos *primeros capítulos* (YA EN LIBRERÍAS)Where stories live. Discover now