— ¿Todo en orden señorita? — le preguntó Clarissa.


— Es Claudio, está molesto porque olvidé decirle que no iba a verlo. — contestó Padma.


— ¿Qué sucedió?


— Salí con mis amigas, pensé que nos tomaría sólo un rato, pero se prolongó más de lo esperado.


— Bueno, no creo que le hubiese gustado recibirla así. — le señala su falta.


— ... — se ve a sí misma, y la vuelve a ver — No quiero ni imaginar su reacción.


— Yo... le prepararé un baño.


La castaña se limita sólo a asentir, mientras su joven sirvienta se apresura a cumplir con la tarea.

Una hora más o menos después, en la cocina, Clarissa ordenaba un poco el contenido de los muebles, Padma estaba sentada en la mesa y Felipe junto a ellas.


— ¡Lo sabía! — Golpeaba con fuerza la mesa Felipe — ¡¿Ven por qué digo que ya no se puede tomar las cosas a la ligera?!


— ¿En serio señorita las estaban siguiendo? —, preguntó con asombro Clarissa, en lo que acomodaba los platos.


— No puedo asegurarlo, pero Ana estaba demasiado preocupada por esa camioneta... Y no voy a mentir, yo también —, confesó Padma.

»Así que salimos por la parte de atrás... Pero terminé resbalando con algo viscoso y me ensucié toda. No quiero ni pensar qué era... ‹¡Brr!› y tiembla asqueada.


— ¡En mis tiempos la policía era mucho más eficiente! — Afirmaba con fuerza Felipe — ¡Y era porque todos ellos eran hombres de verdad! ¡HOMBRES! ¡Ahora o todos son maricones o todos son corruptos!


— Los policías siempre cometieron abusos don Felipe —, dijo Clarissa, sentándose con ellos —, y tampoco es bueno generalizar porque no todos son así como usted dice, aún hay esos "hombres" de los que tanto habla.

» Por ejemplo, la chica de la radio habla mucho sobre el detective Montenegro —, pone cara pícara —, y por lo que oí, es muy guapo.


— ¡Tsk! ¡A ustedes las mujeres con sólo ver una cara bonita ya pierden todo el sentido de la razón! 


— ¿Y a usted no le pasa lo mismo cuando ve a Alba? — preguntó de repente Padma.


Felipe en ese momento se calló, y mostrando un ligero rubor en sus mejillas, tartamudea:


— P-Pero ¡eso es otra co-cosa!


— ¿Cómo? — cuestionó divertida Padma.


— ¡N-No tiene na-nada que ver!


— ¡Oh, señorita Padma! — se unió Clarissa con una mirada pícara —, por cierto le recuerdo que dentro de poco vendrán mis días libres.

Expediente: L.A.P.A R.K.Y.G.H. Saga los portadoresWhere stories live. Discover now