Capítulo 9.

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Después de que Jisung saliera apresuradamente de su despacho, Minho permaneció allí por unos instantes, reflexionando por lo que acababa de hacer. Había besado a Jisung, ¡lo había besado! ¿Por que lo había hecho? Seguro que Jisung debería odiarlo en esos momentos, y con razón.

Aunque Minho debía admitir que aquel beso no había estado tan mal. Los labios de Jisung eran carnosos, suaves y ciertamente dulces, incluso se atrevía a decir que sus labios encajaban a la perfección, pero el beso había sido demasiado corto como para notarlo.

Minho salió de sus pensamientos y dio gracias a que los efectos del alcohol habían desaparecido, si no, no se podría ni mover del sillón en el que se encontraba. Con sigilo se dirigió hacia los aposentos de su hijo, donde este dormía ya plácidamente.

Al abrir la puerta, el fuerte olor a las feromonas de su hijo lo abofeteó, jamás las había olido de una manera tan potente, pero claro, tampoco había estado en ninguno de sus celos para saberlo. En silencio, se hacerlo hacia su cama y lo arropó, después, se sentó en el borde de la cama y comenzó a acariciar con esmero el sedoso cabello de su hijo.

Por mientras, la cabeza de Minho no dejaba de darle vueltas al asunto de si debía encontrar un nuevo Omega. Esa idea le había estado atormentando desde que su anterior Omega hizo aquello. Minho debía admitir que, la idea de que otro Omega volviera a hacerle eso, le causaba inseguridad y miedo, pero también era cierto que no todos los omegas eran así, y que tarde o temprano, tendría que darle la oportunidad a otro omega.

Inevitablemente, la imagen de Jisung a su lado, siendo su Omega, se le hacia sumamente tentadora e irresistible. Y es que, cada vez que Minho pensaba en Jisung, algo en su interior saltaba de alegría, probablemente su estúpido lobo.

Minho se despidió de su hijo dejando un pequeño beso en su frente, y con el mismo sigilo que entró, salió, para después dirigirse a su habitación, a luchar contra una larga noche de insomnio.

Los días en Palacio habían pasado especialmente rápido para Jisung, y es que ya se encontraba en el fin de semana, por lo que significaba que podría salir del Palacio, tal vez iría más tarde a ver a Seungmin.

Por el momento se encontraba cuidando del joven príncipe, el cual ya estaba mucho mejor de su celo, por suerte había prácticamente desaparecido. Ambos se encontraban charlando animadamente en los aposentos del príncipe. Y es que, en pocos días, Jisung se había ganado la total confianza de Jeongin.

-Jisung... ¿Podria hacerle una pregunta? -dijo con cierta timidez-

-Claro, ¿que desea saber?

-¿Por qué no tienes alfa? Se que tal vez esta pregunta no sea adecuada, pero es solo curiosidad, lo prometo.

-Bueno... Digamos que aún soy muy joven para eso, aun me queda mucha vida por delante. Ademas, se puede vivir muy bien sin un alfa.

-Pero... ¿En un futuro os gustaría tenerlo?

-Bueno... No niego que si me gustaría, pero me temo que las cosas no son tan fáciles.

-Bueno, yo solo digo que mi padre está totalmente libre, y parece que os lleváis muy bien. -esto hizo que Jisung se sonrojara- Espera espera... ¿Por que te sonrojaste? ¿¡Acaso os gusta mi padre!? -dijo con cierta emoción-

-¿Q-que? ¡Claro que no! El es el rey, no está dentro de mis posibilidades ni aunque así fuera.

-Yo puedo conseguir que él esté a vuestro alcance, y creo que otra persona también estaría dispuesto a conseguir que mi padre esté a vuestro alcance.

-¿Aun os duran los efectos del celo o estáis delirando? -esto hizo que el príncipe riera-

-No, es solo que... No miento si dijera que me gustaría que estuvierais a mi lado, como mi "padre Omega" y junto a mi padre como su... Amante o como quiera que se diga. -esto hizo que Jisung soltara una ligera sonrisa y sintiera cierta ternura por las palabras del principe-

Tutor privado |Minsung| |Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora