Chapter 27.

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Cerrando la puerta, Enid avanzó tras ella, la tomó del brazo con firmeza y cuidado al mismo tiempo y la giró para mirarla.

- ¿Qué te está pasando? - Su furia fue atenuada por una preocupación genuina.

- Te dije que estaba cansada, ¿no crees eso? - Respondió. Luchando para no dejarse engañar por su temperamento, Enid respiró hondo.

- Wends... - Comenzó, decidiendo ser tranquila y razonable. Su intención fue frenada al comprender una de las posibles razones de su comportamiento. - ...¡Oh! - La ira se convirtió en vergüenza.

- Sí, oh. ¡Maldita sea, maldita sea, maldita sea! ¡Lo sabía! ¡Tú y eso... tu sentido del olfato! ¿Por qué no podes mantenerte alejada? - Se separó de Enid, cruzando los brazos en un gesto defensivo

- Wednesday, tienes tu período. ¿Y? ¿Es por eso que estás tan molesta? - Enid se sintió perdida. Tenía que haber algo más, pero simplemente no sabía qué.

- Estaba tratando de evitarte -. Se quejó resentida.

- ¿Evitarme qué? - Luchó para no mostrar su exasperación.

- El olor. Toda esta charla es sobre tu nariz sensible. ¿No crees que huele mal? - El dolor teñía su pregunta reacia.

- ¿Te preocupaba que pudiera pensar que apesta? - Al verla asentir, ella se llenó de compasión ante la ansiedad innecesaria que había sufrido.

Colocando sus manos suavemente sobre sus hombros, ignoró los tensos músculos debajo de sus manos. Encantadora, pero firmemente la hizo darse la vuelta. Lo hizo, pero no la miró. Una mano paciente tomó su barbilla y levantó la cabeza para que sus ojos renuentes se encontraran con los suyos.

- Amor, la única forma en que podrías oler mal, para mí y bajo cualquier circunstancia, sería si decidieras dejar de ducharte. Y, sin embargo, puedo asegurarte que ni siquiera me importaría. No huele mal -. La consoló seriamente. - Tu aroma es... intrigante -. Una sonrisa renuente, nacida de la vergüenza, curvó los labios de Wednesday.

- Intrigante, ¿eh? ¿Cómo es eso? No, espera, lo sé. Es como cuando un perro huele algo extraño en la hierba y comienza a frotarlo. ¿Vas a frotarte? - Preguntó Wednesday con el ceño fruncido. Enid se rió acaloradamente, abrazándola fuertemente y frotándola sobre ella.

- Me gustaría frotarme por todo tu cuerpo. ¿Cómo no me gustaría eso? - Wednesday se volvió, la sorpresa manchando su rostro.

- ¿Quieres decir que me harías el amor? -

- Con todo mi corazón, Wends - dijo Enid cariñosamente.

- ¿No crees que eso sería... un problema? - Ella preguntó vacilante.

- ¿Hacerte el amor? Nunca -. Deliberadamente, fingió no entender su pregunta, esperando molestarla, ayudándola a recuperar su estabilidad.

- No es eso -. Wednesday respondió con amargura. - La otra cosa, ya lo sabes -.

- Oh, eso es todo. No, no creo que sea asqueroso. Es, y cito, "un proceso natural en los cuerpos humanos de las mujeres, que resulta en la expulsión de una malla delgada, fluida y rojiza que se llama sangre". ¿Quién te dijo que era sucio? -. Enid preguntó, sabiendo que alguien lo había dicho.

- Mi ex esposa -. Las sombras opacaron sus ojos. - Una vez le pregunté por qué, ya sabes, no hacíamos el amor en ese momento. Y me dijo que era sucio -. Luego dudó, dudosa de revelar más.

- ¿Qué más? - Enid preguntó amablemente.

Había tenido la suerte de no vivir cerca mientras ella estaba casada con esa idiota. Wednesday se tragó su orgullo y le confió su mayor vergüenza.

Confiar en una loba | wenclair | G!PWhere stories live. Discover now