Capitulo 1. La mudanza

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Eda Miller

Hoy vengo a contaros mi historia, me llamo Eda Miller, tengo 19 años y vivo con mi madre Amelia en España. Os preguntaréis cómo soy, así que os contaré un poco sobre mí. Me considero alegre, tímida, pero también tengo bastante carácter y no me gusta la gente prepotente y mentirosa ,también odio a la gente egocéntrica. Quiero estudiar administración de empresas, además me apasiona el mundo del arte y la escritura. En mi tiempo libre leo libros, el género que más me gusta es el romance, me encanta el amor de los libros bonitos típicos empalagosos. No suelo ir de fiesta como los adolescentes de hoy en día, ya que nunca he tenido la oportunidad de salir con gente a la que le gusten los mismos gustos que a mí. Mi madre es muy pesada, siempre me dice que tengo que salir más, conocer a gente nueva, pero no es que me haga mucha ilusión.

Ahora os preguntaréis ¿Por qué no tengo vida social? fácil, empezaré por contaros lo que pasó: Hace cerca de 2 años terminé una relación un poco tóxica, la típica de "Quiero que me quieras como yo te quiero", no entenderéis nada lo sé, es simple, estuve saliendo con alguien que no me valoraba ni me quería lo suficiente, no me dejaba salir con mis amigos, a raíz de ahí empecé a no salir de casa, a no confiar en la gente y hasta el día de hoy soy así, después de lo sucedido, entré en rechazo constante hacia los hombres.

Fue duro seguir adelante, luego vino la muerte de mi padre y nuestros mundos cambiaron de repente. Desde que él murió no nos ha ido muy bien en la vida, mamá trabajaba día y noche para sacarme adelante durante este año, aunque desde que pensé en irme de intercambio de estudios estaba más contenta.

Estoy en último curso del instituto y me encantaría estudiar empresas en la mejor escuela del extranjero, es como un sueño que está por cumplir. Al acabar las clases por las tardes, trabajo en un puesto de comida para llevar en la feria, no es que me entusiasme, pero quiero ayudar a mi madre.
Tengo que decir que tengo suerte de tener educación, soy afortunada, ya que en los institutos de Colorado hay que tener una renta muy alta para cursar semestres, doy gracias a mi madre porque es la que cumpliría mi sueño de estudiar fuera del país junto a la familia que me acogerá.

Se acercaba el día en el que debía de marcharme y mi cabeza no paraba de dar vueltas de cómo sería mi vida allí. Pasaron los días muy rápidos, era lunes por la mañana, al despertarme acabé de hacer mi maleta, un rato después empecé a cargar todas las cosas necesarias que iba a llevarme.


Al acabar, entré dentro de casa y allí estaba mi madre, escribiendo en su ordenador. Cuando se dio cuenta de que estaba allí, comenzó a hablarme, se le veía triste, con el rostro pálido, no podía imaginar lo doloroso que tenía que ser que tu hija se fuera a vivir a kilómetros de ti, aunque también estaba contenta de que fuera a hacer realidad uno de mis sueños.


—Hola, cariño, ¿Ya está todo? — Preguntó ella al ver que me acercaba


—Sí, mamá —Dije con voz frágil mirándola


—¿Todo bien? — Volvió a pronunciarse al notar mi voz débil


—Todo bien sí — Respondí fingiendo que todo iba bien

La tarde se me pasó muy rápida, ya era hora de coger un avión y conocer nuestra nueva vida. Llevo días imaginando cómo sería mi nueva vida en ese sitio, que haría una vez instalada allí, cómo iba a ser la convivencia entre las personas de la casa y yo, la relación con el padre de intercambio, el instituto y la gente. No tardamos mucho en poner rumbo hacia el aeropuerto. Una vez que llegamos entramos en el sitio para facturar las maletas, allí había una chica muy simpática que nos atendió muy agradable.

Me despedí de mi madre con lágrimas en los ojos y empecé a caminar hacia el avión que me llevaría a mi nuevo hogar. Fueron muchas horas de vuelo, pero al final llegué.

Cuando le pides un deseo a la lunaWhere stories live. Discover now