Epílogo

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Si algo tenía claro Hermione a sus 23 años es que las mudanzas eran un dolor de cabeza.

Un severo dolor de cabeza.

No importaba si se tenía magia o no. El simple hecho de mover todas tus cosas (tu vida prácticamente) de un lugar a otro y ordenarlas poco a poco para formar un nuevo hogar era mucho más complicado de lo que cualquiera podría imaginar.

O al menos eso pensaba ella mientras miraba como Fred trataba de acomodar un cuadro contra la pared sin mucho éxito.

No importaba cuanto lo moviera. No terminaba de sentirse del todo satisfecha.

—Un poco más a la izquierda...

—¿Aquí? —preguntó Fred tras mover el cuadro unos centímetros.

Ella negó la cabeza.

—Sólo un poco más a la izquierda... Pero ten cuidado, si quieres mejor yo podría-

—Estoy bien —le aseguró Fred, para luego mover el cuadro un poco más —. ¿Qué tal acá?

Después de lo que parecía siglos y un sinfín de cajas y cajas. El resultado fue más que suficiente para hacer sonreír a Hermione.

—Perfecto.

—¡Gracias a Merlín! —exclamó Fred, aliviado.

Y con un movimiento de varita hizo desaparecer los restos de desorden y suciedad que quedaban en el piso.

—Bueno, con eso terminamos —dijo él sacudiéndose las manos —. Esa fue la última caja.

—¿De verdad terminamos? ¿No hay nada más?

Fred asintió nuevamente.

En el fondo él tampoco podía creerlo. Les había tomado una semana, una infernal semana, pero ahora era oficial:

Ambos se habían mudado. Su nuevo apartamento estaba listo.

—¡Tadáááá! —exclamó Fred con orgullo —. ¿No se ve mal, verdad? Teniendo en cuenta que hicimos casi toda la mudanza sin magia...

A Hermione no se le pasó por alto el leve tono de desdén en la voz de Fred.

—Si vamos a vivir en el Londres muggle debemos acostumbrarnos a ser un poco menos dependientes de la magia...

—Tú sólo quieres ver sufrir a este pobre cojo —dijo Fred mientras agarraba su confiable bastón —, ¿no es así?

Hermione rodó los ojos.

Fred siempre se aprovechaba de sacar la excusa de su pierna para chantajearla.

¡Como si realmente le fuera a funcionar!

Por un momento incluso pensó en quitarle el bastón y lanzarlo lejos, pero hasta ella sabía que era una jugada muy baja.

—¡Dije sólo un poco! ¡Y también te dije que yo podía hacer lo del cuadro!

—¿Qué clase de caballero sería si permitiera eso? —respondió Fred —. Mi padre jamás me lo perdonaría.

Claaaro, porque lo que más te importa es lo que opine tu padre, ¿no?

—La duda hasta ofende.

Hermione sabía que responder sólo sería seguirle la corriente al Weasley. Así que sólo se quedó viendo el bastón; aquel dichoso bastón que ya llevaba cinco años con ellos.

Cinco años... Aún lo recordaba con claridad.

Voldemort, la batalla de Hogwarts, la explosión. Todo. Pero en especial Fred.

Creo En Ti  «FredxHermione»Where stories live. Discover now