Capitulo 12

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De todas las cosas que Fred hubiera esperado al momento de confesarse, jamás habría esperado recibir un golpe en la cara.

Ok, en defensa de Hermione. El golpe había sido accidental y él llevaba más de cinco minutos jalándola por los pasillos de Hogwarts reteniéndola en contra de su voluntad, así que se lo merecía.

Les tomó un rato y muchas miradas por parte de sus compañeros en los pasillos, pero finalmente ambos llegaron a las afueras de Hogwarts y Hermione no daba para más.

—¡Por un demonio, suéltame Fred!

—¡Ya bueno bueno! ¡Te suelto! —exclamó Fred dejándola ir —. ¿¡Qué te pasa!?

—¿¡Qué que me pasa!? —preguntó ella indignada —. ¡Si me vas a rechazar sólo tenías que decirlo! ¡No hace falta que me saques de ahí para ahorrarte el problema!

—¿¡Rechazarte!? —exclamó Fred incrédulo.

—¿¡Eso ibas a hacer, no!?

—¡Claro que no!

—¿¡Entonces!? Un momento... ¿Cómo que no?

Ahora ninguno sabía qué decir.

Aunque siendo honestos, Fred quería golpearse contra una pared.

Él simplemente había decidido sacar a Hermione de ahí porque pensó que sería mejor que lo que sea que fuesen a hablar lo hicieran afuera. De por sí la joven parecía estar al borde de un colapso y lo que menos quería es que ella perdiera la noción de sí en medio de la pista de baile.

Pero gracias a eso ahora Hermione estaba pensando que él no la quería, cosa que estaba totalmente alejada de la realidad.

Dios, ¿cómo todo había salido tan mal?

—Por supuesto que no lo haría —respondió Fred mirándole a los ojos —. ¡Jamás haría algo como eso Hermione!

Ante esto, ella abrió la boca, luego la cerró y finalmente la volvió a abrir.

—No... No puede ser...

Hermione miró a su alrededor.

Se encontraban en las afueras de Hogwarts, donde lo único que se podía ver era la nieve y el cielo nocturno. No había nadie a la vista y si se concentraba lo suficiente fácilmente podía escuchar los latidos de su propio corazón.

Y Fred...

Fred le miraba preocupado, genuinamente preocupado por ella.

Hasta ahora no se había fijado, pero desde que salieron del Gran Comedor él había sujetado su mano para retenerla y no la había soltado, ni siquiera ahora.

En medio de la noche y el frío invernal, lo único que ella podía sentir... Era la mano cálida de Fred sobre la suya.

Lo cual quería decir qué...

Oh, por el amor a Merlín

—Yo pensé... —empezó a balbucear ella —. Como no me dejaste terminar de hablar... Y me sacaste a jalones de ahí... P-pensé que... Yo...

De un momento a otro, cualquier rastro de seguridad desapareció del cuerpo de Hermione.

Esto quería decir que Fred sentía lo mismo que ella, ¿no? Era... Era un milagro. Y sabía muy bien que debería estar feliz, ¡al final sí había sido correspondida!

Pero siendo honestos, lo único que podía sentir ahora era una inmensa vergüenza. Incluso había golpeado a Fred en el rostro (por accidente, pero aun así...) Eran demasiadas cosas por procesar. Su corazón estaba a punto de estallar y apenas podía mantenerse de pie. Así que lo mejor que se le ocurrió fue cubrirse el rostro con una de sus manos y sentarse en una banca que estaba justo al lado. Cosa que Fred ni siquiera replicó.

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