Capítulo 2

60 27 1
                                    

¡Solo queda huir!


Intento abrir los ojos pero siento que me pesan, a lo lejos escucho voces de personas que no puedo distinguir. Ninguna voz se me hace conocida, solo escucho como murmuran y me preguntan en repetidas ocasiones si me encuentro bien.

Todo está oscuro y puedo escuchar un pitido constante en mis oídos. Intento levantarme pero no lo consigo, mi cabeza se siente como si fuera a explotar, es un dolor superior que nunca había vivido.
¡Joder, Solo a mi me pasan estas mierdas!- pensé para mi.

A mis mil intentos de ponerme de pie logró hacerlo, todo me da vueltas y aún no recupero al 100% mi cordura.

-¡Debemos irnos todos, la patrulla viene en camino y si nos cogen a todos aquí estamos fritos!

Escuche que una chica gritó lo más fuerte que pudo advirtiendo a todo el mundo.
Automáticamente todos los alumnos que estaban presenciando dicha pelea corrieron despavoridos, dejándome a mi, perpleja mirando la situación.
Un chico tomo mi mano y me jalo mientras huía de la escena, yo solo me limité a seguirlo y hacer lo que él hacía. Se notaba que él tenía mucha experiencia en estas cosas, tal vez había participado en un par de estas peleas pues sabía hacia donde correr y que hacer.

¡No!- Grite y pare en seco haciendo que el desconocido también parara y me mirará sin entender.
-¿Que te sucede mocosa? ¡Debemos correr!- dijo el adolescente de ojos verdes que tenía enfrente de mi.
Yo no podía irme y dejar a mi amiga Shantal ahí, ¿Que tal si ella no había huido y se quedó en aquel lugar? Debía regresar por ella.

-No puedo irme, mi amiga Shantal está allá atrás y no puedo dejarla sola- recalque para luego dar vuelta y caminar en dirección del lugar donde fue la riña.

-¿Acaso estás loca? Nadie está allá, todo el mundo corre cuando pasan estas cosas, ¿que acaso no sabes? -comentó el de manera sarcástica.

Es verdad, no creo que su novio allá dejado que ella se quedase ahí parada, debieron correr, además mi amiga debe conocer de estas cosas, no como yo.

-En realidad nunca había estado en una pelea cómo está- dije mientras regresaba hacia donde estaba él y me sonaba mi nuca.

-Si, se nota- dijo riendo.

¿Por que se reía? No entiendo que le parece gracioso a este tipo.

-¿Qué es lo gracioso?-pregunte de forma seria, lo que provocó que el chico se riera aún más fuerte.

-Es que- tragó saliva tratando de no reír más- te di un golpe en la cabeza por meterte entre nosotros, los que estábamos peleando.

¡Espera! ¿Quiere decir que este tonto es el que se estaba moliendo a golpes con el otro?.
No puede ser, este chico no tiene ningún golpe o rasguño, no tiene ningún indicio de que estuvo en la pelea, esto no puede ser.

-¿Tu... tú me golpeaste?-pregunte dudosa, la verdad es que no me di cuenta de quien fue él bestia que me noqueó por así decirlo.

-Si- contestó de manera despreocupada- por eso te ayude a escapar, no podía dejarte ahí nada más si yo fui quien te golpeó.

Vaya, era muy considerado conmigo, de hecho está siendo muy amable a pesar de que no me conoce.

-Digo- volvió a retomar-que dirían las chicas lindas de mi.

¡Este chico solo piensa en si mismo!

-¿Como te llamas, mocosa?

-Eso no te incumbe- conteste de mala gana.

-Wow, ¿chica mala, no?- preguntó mientras sonreía.

-Soy todo lo contrario- respondí.

-Yo me llamo Esteban por cierto, Esteban Villegas.

Un momento, ese chico es el mismo al que le apodan "el chico problema", debí imaginarlo, es famoso en toda la escuela, todos los maestros y alumnos hablan de él.

Las niñas del colegio están enamoradisimas de él, lo idolatran como si de un Dios se tratase. Nunca he entendido su fascinación por el, aunque ha decir verdad es algo apuesto.
Si claro, veo apuesto al loco que me golpeo.

No pude evitar reírme un poco fuerte.
Empezaron a escucharse pisadas y voces que gritaban "todo aquel que no esté en la escuela será sancionado" detrás de nosotros, eran los maestros y el director del colegio.

Esteban tomó mi brazo y me jalo para que empezáramos a correr, no debíamos ser alcanzados por ellos.

-Corre mocosa, si me llegan a pillar de nuevo me expulsaran de la escuela, ya estoy advertido- decía mientras corríamos.

-¿Pero que hacemos?

-Ahora solo queda huir- respondió mientras soltaba una carcajada.
Dios mío, su risa era como una melodía, hacía que se me erizaran los vellos de mi piel.
Esteban era una persona muy atractiva pero muy egocéntrica.

-¡Corre mocosa, corre!

Aquel año 2013 (EN PROCESO)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon