—¿De verdad que nos vas a dejar así, tío? Eso no se hace.

Escuché que se quejaba Jake al otro lado de la puerta. Me reí para mis adentros si bien me obligué a centrarme en los informes. Esta vez funcionaría, estaba seguro.

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—¿Y no nos puedes contar nada? ¿Ni un pequeño detalle?

—No —dije en un tono seco debido a los nervios. Jake suspiró frustrado y se recostó en el sofá junto a Sussie.

—Bueno, Cerebrito, me parece bien que quieras guardar los detalles para sorprendernos a todos, pero deja de dar vueltas de un lado a otro. Nos estás mareando y no va a hacer que Jason llegue antes. Siéntate y tomate algo, un café... o mejor una tila —dijo Mark mostrando el diferente surtido de brebajes que habían preparado para la ocasión.

Miré a Mark enfadado, sin embargo tenía razón, tenía que controlar mis nervios y centrarme en mi exposición, era muy importante que Jason lo entendiera. Así que le hice caso y me senté junto a mi hermana. Esta me miró con cariño y cogiendo la tetera que había encima de la mesa de centro me sirvió una taza de la infusión. Respiré un par de veces profundamente y le di un par de sorbos antes de volver a ponerme en pie.

—Debería de estar ya aquí. Son más de las ocho.

Volví a retomar mis paseos por la habitación. Mark se pasó la mano por la cara en un gesto desesperado mientras Jake me miraba divertido. Me dio igual, estaba demasiado nervioso para mantener las apariencias.

Media hora después, cuando estaba a punto de ir a buscar a Jason a donde fuera que viviese y Mark estaba desesperado por mis quejas, se dignó a aparecer. Como siempre Alex le acompañaba. Ignoré su presencia y me dirigí directamente a Jason.

—Te llamé para avisarte de que era importante y estuvieras a las ocho —le critiqué sin poder contenerme. Me miró con su altanería habitual. No era la mejor forma para empezar mis explicaciones si bien los nervios me estaban traicionando.

—Según tú tus teorías siempre son importantes, aunque la realidad es que solo me hacen perder el tiempo.

Estuve a punto de contestarle mal, por suerte Mark intervino apartándome de ellos con suavidad mientras decía:

—Bueno, ya que estamos todos aquí porque no disfrutamos de un café y charlamos un rato como una familia. Y de paso Josh nos cuenta qué es lo que ha descubierto de una vez.

—No somos una familia —gruñí—. Ellos dos jamás formarían parte de mi familia.

—Pues como una no familia. Ahora vosotros sentaros —dijo ofreciéndoles el sitio en el sofá—. Y tú comienza a explicarnos tu teoría.

Respiré un par de veces profundamente y empecé con mi explicación mostrando la información que había reunido de los documentos. Todos ellos me escuchaban con atención menos Jason, que mientras hablaba se dedicaba a mirar su móvil con cara de aburrimiento. Sabía que lo estaba haciendo para tocarme las narices, pero yo no estaba para que aquel niñato —que seguía enfadado conmigo por el puñetazo que le había dado— estuviera con tonterías. La vida de Lena estaba en juego. Así que cansado de su actitud di un golpe fuerte en la mesa haciendo que las tazas se tambalearan.

—¿Quieres escuchar lo que te estoy diciendo y dejar de comportarte como un crío? —El chico pegó un pequeño brinco en su sitio y me miró con enfadado. Aproveché ese momento para mostrarle la información que aparecía en la tablet—. Según los informes que me has dado el V12 se hace más fuerte cuando el sujeto está estresado o enfadado. —Pasé a otro fichero que tenía abierto—. Las pruebas que habéis realizado a los sujetos fallidos para desintoxicarlos han sido siempre en el laboratorio. —Le miré a los ojos con la esperanza de que entendiera qué trataba de explicarle—. Siempre en un ambiente hostil. Nunca habéis tratado de limpiar un sujeto fallido en un ambiente relajado. Quizá pueda hablar con ella...

Sector 0: La Rebelión (libro 2)Where stories live. Discover now