04. Le envié un ramo de rosas buchón a mi crush

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Luzu se encontraba completamente exhausto.

Llevaba alrededor de una semana practicando la misma presentación, con la misma canción, y los mismos pasos, pero por alguna maldita razón, se seguía equivocando en la misma parte y haciendo el ridículo frente a su mejor amigo.

Agradecía que Vegetta no era de esos amigos que se burlaba de tus errores, pues eso sin duda lo habría puesto de mal humor y se habría esforzado menos en arreglar el error, al contrario, Vegetta lo ayudaba a levantarse cuando caía al suelo al instante y le repetía que a la siguiente le saldría bien.

Luzu tenía unas cuantas esperanzas de que su presentación sería perfecta, y solamente le quedaban tres semanas más para practicar, así que tenía que dar su cien por ciento en los entrenamientos.

No había vuelto a ver su teléfono desde la primera semana, y por primera vez se lamentaba de aquello, pues había comenzado a hablar con Quackity desde la última vez en que tuvieron la dicha de encontrarse en el mismo lugar.

Le gustaban sus pláticas hasta el amanecer con Quackity, llegaban a platicar sobre cualquier clase de tema y el silencio nunca aparecía entre conversaciones, y si llegaba a aparecer, era porque ellos lo decidían.

El chico de cabellos pelinegros había ganado más fama últimamente, pues al igual que Luzu, había estado dando todo de el en sus presentaciones recientes, las cuales Luzu había dicho no haber visto, pero en realidad había repetido cómo cinco veces en su teléfono.

Quackity era bueno, muy bueno, y que Luzu aceptara que alguien era bueno decía mucho. Luzu creía que Quackity era talentoso, y tenía todas las características que se necesitaban para triunfar en el negocio del patinaje sobre hielo.

Era apuesto, bueno en lo que hacía, simpático y su carisma podía conquistar tanto a mujeres cómo a hombres, aunque algunas veces su acento mexicano demostraba una actitud fuerte que por alguna razón a Luzu le gustaba.

El castaño se apoyó en las palmas de sus manos que se resbalaron al sólo rozar el hielo, soltó un gruñido de furia antes de que su cuerpo cayera al suelo y que su frente chocara con el helado frío debajo de el.

Vegetta corrió hacia el, Luzu seguía tirado en el suelo, dándole la espalda, pero seguramente insultando hasta a Jesús Cristo en su mente.

-¿Estás bien, Luzu, quieres tomar un descanso? — preguntó genuinamente preocupado por el estado en el que se encontraba su mejor amigo.

Luzu se puso de pie con ayuda de Vegetta y negó con la cabeza, se llevó una mano a la nuca y sintió un leve mareo por un par de segundos.

-No, estoy... Bien. No necesito descansar.

-¿Estás seguro?, No luces bien, Luzu, toma un pequeño descanso antes de seguir, te acabas de caer y muy fuerte.

-No hay problema, Vegetta, puedo con esto y más — Luzu cerró los ojos — sólo vuelve a poner la música.

Vegetta soltó un suspiro, finalmente dándose por vencido.

Volvió a su puesto y colocó la música desde su teléfono conectado a una bocina. Luzu se acomodó una vez más en su lugar y comenzó a escuchar el ritmo de la música intentando recordar los pasos que debía hacer.

El de orbes lila observó cómo la presentación iba saliendo bien cómo todas las veces que lo habían practicado, hasta que llegó esa parte, y Luzu pareció tensarse de piernas y hombros.

-¡Necesitas estar calmado, Luzu! — le gritó.

El castaño se mordió la mejilla y asintió, dándole a entender que comprendía lo que le decía.

En La Pista De Hielo Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon