7. FIRMAMOS UN CONTRATO

292 20 0
                                    


Cuando volví, era casi la hora de cenar, subí a la habitación y a medio camino me encontré a Joaquín y Rosa.

— Pero ¿dónde te habías metido? Llevamos un buen rato buscándote. No sabes lo preocupado que está Marco.

¿Marco, preocupado por mi? Pero si él sabía que me había ido a dar una vuelta, además no pareció importarle mucho cuando le dije que me iba a dar una vuelta, por eso me extrañó que estuviera preocupado.

— Solo he ido a pasear, necesitaba pensar, estar sola un rato.

— Ya, pero Marco te ha llamado varias veces al móvil y no le contestabas — me aclaró Rosa.

— Es que me lo he dejado aquí, en la habitación — le dije — ¿Dónde está Marco?

— Ha bajado, debe estar por ahí fuera buscándote — señaló Joaquín.

— ¿Habéis discutido o algo, cariño? — me preguntó Rosa con toda la dulzura del mundo.

Primero dudé en responderle, después pensé que era mejor que le dijera "la verdad".

— Sí, más o menos.

Rosa siempre había sido una buena amiga y me moría de ganas por contarle lo que me pasaba y lo que pasaba entre Marco y yo, pero no podía, no podía contarle la verdad de mi novio ficticio y cuanto me dolía que hubiera tenido que recurrir a aquella treta para ir a su boda con un novio.

— Ya sabes que si necesitas hablar con alguien, estoy aquí — me dijo mi amiga, mientras Joaquín hablaba con alguien por teléfono.

— Ya, lo sé, pero solo necesitaba estar sola un rato, poner mis ideas en orden, nada más.

— Está bien.

— Ya viene para acá — dijo Joaquín, colgando su móvil, al parecer le había llamado para decirle que ya me habían encontrado.

Por lo que unos minutos después y mientras Joaquín, Rosa y yo habíamos bajado al salón de la televisión, Marco llegó hasta el hotel.

Cuando entró en el salón vi su cara desencajada, se le veía muy nervioso y furioso también:

— ¿Dónde te habías metido? Te he estado llamando y no me cogías el teléfono.

— Lo dejé en la habitación, estaba en silencio, lo siento — me disculpé — Necesitaba estar sola un rato, sabías que había ido a pasear.

Me miró enfurecido, parecía que iba a gritar, pero finalmente no lo hizo. Parecía como si hubiera pensado, recapacitado o recordado algo que lo hizo cambiar de opinión.

— Sí, pero tardabas en volver y pensé que quizás, no sé, fui un estúpido — dijo — Perdóname.

Me acerqué a él, me abrazó, lo besé. Me sentía segura en sus brazos, me sentía bien con él. Y sin duda, él también se sentía bien conmigo y se preocupaba por mí. Lo malo era aquel contrato que nos separaba y que yo ya empezaba a arrepentirme de haberlo firmado. ¿Se estaría arrepintiendo él también?

Después de eso, decidimos cenar y tras tomar una copa los cuatro juntos en el bar del hotel, finalmente nos fuimos a dormir. Al día siguiente volvíamos a casa,y Rosa y Joaquín se irían de viaje de novios.

Cuando subimos a la habitación, Marco cogió su pijama y dijo:

— Creo que será mejor que duerma en el sofá.

— ¿Por qué? — le pregunté.

— Ya sabes por qué, no podemos dejar que vuelva a pasar, Carla. Sabes que lo nuestro no es posible y si duermo contigo no me podré resistir.

UN NOVIO PARA NAVIDADWhere stories live. Discover now