6. ES ELLA

282 29 0
                                    

Tras aquel día lleno de emociones, cuando los invitados se fueron, nos quedamos solos los cuatro. Era ya casi la hora de cenar y nos dirigíamos hacia el salón comedor los cuatro.

— Estoy agotada — dijo Rosa — Ha sido un día lleno de emociones.

— Sí, cenamos y nos vamos a la cama — dijo Joaquín.

— No os molesta si os dejamos solos, ¿verdad? — preguntó Rosa

— No te preocupes — le dije — lo entendemos. Marco y yo tenemos cosas de las que hablar.

Marco sonrió, feliz. Y así, después de cenar, Rosa y Joaquín se fueron a su habitación, mientras Marco y yo, íbamos a pasear por los alrededores del hotel. Íbamos cogidos de la mano y eso me gustó. Me gustaba estar con él, comportarme con él como si de verdad fuéramos novios, me hacía sentir mejor, reconfortada y además, me hacía soñar. Soñar que eramos novios y que tenía una novio que estaba cañón, al que todas las mujeres miraba, e incluso que hacía que algunas se giraran para observarle mejor cuando ya había pasado por su lado.

— Ha sido una boda bonita, ¿verdad? — empezó hablando Marco.

— Sí, la verdad es que sí — le respondí.

— Y tú te has llevado el ramo de la novia, qué gesto más bonito — apuntó.

— Sí, lástima que su deseo de que me case no vaya a hacerse realidad — dije resignada.

— Bueno, quizás no ahora, ni conmigo, pero seguro que algún día lo harás — dijo él tratando de consolarme.

Sonreí. Y entonces sonó su móvil nuevamente. Marco lo sacó de sus bolsillo, donde lo llevaba y miró la pantalla, rechazó la llamada y de refilón pude ver otra vez el nombre de "Madame Bella". Y no pude resistirme, por lo que le pregunté:

— ¿Quién es esa "Madame Bella" y por qué te llama tan continuamente?

— Es solo una clienta, un poco pesada, eso sí. Quería que pasara la navidad con ella — me confesó.

— ¿Y por qué quería eso? — le pregunté curiosa.

— Porque ella sabía que iba a pasarla solo igual que ella, y ella no quería pasarla sola.

Miré al suelo, me sentía celosa incluso, pero... no tenía derecho, no era su novia, era solo una chica que lo había contratado para que se hiciera pasar por mi novio.

— Y entonces, apareciste tú, con esa proposición tan extraña para mí, pero a la vez tan llamativa y decidí aceptarla y aquí estoy, pasando la mejor Navidad de mi vida.

Me gustó oír aquello y sobre todo me gusta pensar que me había elegido a mí por encima de aquella mujer que lo único que quería de él era lucirlo.

— Pero esa tal Madame Bella... — tapó mi boca con su índice y me dijo:

— Olvídate de ella, es solo eso, una clienta pesada, que ojalá no hubiera conocido nunca.

Me sonrió y yo le devolví la sonrisa y entonces me abrazó.

 Decidimos volver hacia el hotel, ya que ambos estábamos cansados. Y mientras subíamos a la habitación en el ascensor, le pregunté:

— ¿Qué edad tiene esa "Madame"?

Me miró como si no entendiera muy bien por qué le preguntaba aquello, pero finalmente me respondió:

— 60.

Y entonces pensé en preguntarle si se había acostado con ella, pero después pensando en que según lo que me respondiera no me iba a gustar, pensé que mejor no lo hacía, pero entonces fue él quien acercándome hacía él y susurrándome en el oído me dijo:

UN NOVIO PARA NAVIDADWhere stories live. Discover now