40

79 3 5
                                    

¿Ethan? Claro que no era Ethan

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

¿Ethan? Claro que no era Ethan.
Había algo en su teléfono que no quería que viera. Estaba cien por ciento seguro de que tenía que ver con... todo esto.

No me... gustaba la forma en la que estaba obligado a actuar con ella, para que... colaborara, pero... no tenía elección.
Quiero decir... soy yo. Era relajado con... casi todo. Pero aquí estaba, teniendo, definitivamente, los días más serios y estresantes de toda mi vida. Necesitaba que esto se acabara. Así que... por más que no quisiera hacerlo. Esto era necesario.

En cuanto Kira se durmió, traté de ver quién le había escrito en la tarde, como para que reaccionara de esa forma. Pero la contraseña me saltaba como incorrecta.
¿Para qué cambiaría su contraseña, si no trataba de esconder algo?
Ok, no. Mala elección de palabras. Pero, en la situación que estábamos viviendo, lo dejaría pasar.

Muy lentamente, salí de la habitación para llamar a Steven.

- Lo siento. Lo siento. Sé que es tarde. Pero... desde el día en que Kira habló conmigo de lo que pasó, tengo el presentimiento de que está escondiendo algo.

- Sí, . Eso es bastante evidente. Hay algo que no encaja en sus explicaciones.

- La reacción de hoy, cuando le llegó el mensaje, no es normal. Y tampoco es normal que haya estado... pegada a su teléfono desde hace... ya ni siquiera recuerdo desde cuando. ¿Crees que pueda haber algo ahí?

- Es... bastante probable. Podrías tratar de revisar su hay mensajes o llamadas de números sospechosos.

- Y por eso te llamo. Tengo su teléfono, pero cambió la contraseña. Sé que hacer esto está mal, pero no puede seguir viviendo así. ¿Crees que...?

- Yo me encargo.

- ¿Qué rayos hiciste con mi teléfono?

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

- ¿Qué rayos hiciste con mi teléfono?

- Buenos días a ti también. -murmuró él, como si no hubiera hecho nada.

- No estoy para tus juegos, Pearce. Necesito mi teléfono.

- No lo tengo. -dijo con obviedad.

- Sí, claro. Solo somos dos en esta casa. Déjate de... cosas y dame mi teléfono.

Para ti - Pearce Joza y tú - (II)Onde histórias criam vida. Descubra agora