15.

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Mikaela Tepes

Terminé almorzando en su casa, realmente extrañaba ese ambiente familiar y me dio cierta nostalgia volverlo a vivir. Decidí irme antes de que anocheciera, para no preocupar tanto a mi madre pero Yuu-chan insistía con todas sus fuerzas en acompañarme a casa, me negué muchas veces por timidez pero Shinya insistió en que me acompañara y prometió en si se hacía más tarde, Guren iría por Yuu-chan a mi casa.
Por obvias razones, Guren comenzó a protestar pero fue ridículamente ignorado por ende terminó aceptando esa orden.

—¿Sabes que no era necesario acompañarme a casa?—Comenté mientras mi ojos divagaban por las calles.

—Claro que sí era muy necesario, ¿qué tal si te perdías? Te recuerdo que eres nuevo en el país.

Me quedé callado mientras me mordía el labio de arriba por los nervios que misteriosamente aparecieron, no quería admitir que él tenía razón. Solo reí con nerviosismo mientras tiraba mi cabello hacia atrás.

Seguí cada una de las instrucciones de mi madre para llegar a casa: el autobús, dónde bajarme, las cuadras que tengo que caminar y el número de casa.

—Llegamos.—Mencioné de en medio de la conservación.

—Vives en un barrio de ricos.—Dijo mientras miraba a su alrededor.

—Estás exagerando.—Rodee los ojos.

Saqué las llaves de mi bolso para introducirlas en la cerradura y abrir.

—Como vuelvo a repetir, eres un niño rico.

—Como tu digas, Yuu-chan.—Revolví sus cabellos negros y él solo le sonrió con diversión.

Comenzó a mirar a los alrededores de mi casa, como si fuera un niño en juguetería, hasta que sus ojos se fijaron en las fotos que mi madre colocó en la sala y se dirigió a ellas.

—¿Ella es tu madre?

—Sí, se llama Krul Tepes.

También había fotos de mi padre, supongo que llegó a esa conclusión debido a que no pregunto. Tal vez di a entender que era un tema el cual no era sencillo de tratar pero mencionar su persona ya no duele tanto.

—Él es mi padre...se llamaba Urd Gaeles.

Él solo se limitó a sonreírme mientras me sostenía la mano, era su manera de darme ánimos y lo apreciaba.

—¿Quieres conocer mi habitación?

—Pensé que nunca lo dirías.

Me jaló de mi mano e hizo que nos guiara hasta mi cueva (como le dice mi madre ya que siempre estoy ahí y usualmente está a oscuras)

Tal vez los dos compartimos una que otra neurona, porque ciegamente los dos estamis confiando mucho en el otro a pesar de haber estado tanto tiempo separados. Pero me da igual, Yuu-chan siempre será una persona en la que espero siempre poder confiar.

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