Roto | Naruto Adoptado Por Kakashi

Capítulo diez:

Padrino o pervertido

¿Con quién has estado hablando últimamente?

El tiempo pasó rápido, ya un año completo desde que Naruto llegó a su vida. Kakashi finalmente se sintió más a gusto en su antigua casa, pero más que eso, estaba asombrado de la gran diferencia que podía hacer un año. De la amargura, el dolor y la tristeza implacable a la alegría, el asombro y la realización. Por fin, valía la pena vivir el futuro. De hecho, no podía ver cómo algo podría salir mal.

Estaban en el patio trasero terminando su entrenamiento con tantō de madera cuando Naruto lo sorprendió con un movimiento particularmente elegante. Kakashi estaba un poco sorprendido y más que complacido con el progreso de su cachorro. "Veo que el tiempo que pasaste con Hayate ha sido bien aprovechado, hombrecito". El pecho de Naruto se hinchó de orgullo ante los elogios de su padre.

"Papi, Hayate dijo que me daría un verdadero tantō para mi cumpleaños si decías que podía. Por favor, di que sí... ¡por favor, por favor, por favor!"

Kakashi sonrió bajo su máscara ante las payasadas de su hijo. Notó que el niño ni siquiera estaba sin aliento después de las dos horas que pasaron entrenando. Revolvió el cabello del niño, "Veremos a Naruto. ¿Por qué no juegas ahora mientras nos preparo el almuerzo?" Llamó a su ninken para jugar con el niño afuera mientras él entraba cuando sintió que venía un chakra muy familiar. Era uno que no había sentido en mucho tiempo. Jiraiya había venido de visita.

Abrió la puerta para el sanin antes de que tuviera la oportunidad de tocar. "Jiraiya, ¿qué haces aquí?" el anciano se veía igual que la última vez que lo había visto. Tenía el mismo cabello largo y blanco, marcas rojas corriendo por su rostro y una verruga a un lado de su nariz. Su presencia puso a Kakashi un poco nervioso. Era el padrino de Naruto, lo que significaba que tenía más derecho al chico que Kakashi. La adopción era definitiva, pero podía cambiarla si quería.

Jiraiya gritó: "Estaba de paso por la zona y pensé en pasarme. Además, deseo ver a mi ahijado en su cumpleaños. Todavía no me lo han presentado adecuadamente".

Apenas controló el impulso de cerrar la puerta en la cara del sanin. Con el corazón hundido, Kakashi lo dejó entrar. "Nunca has venido a verlo antes. ¿Entonces estás aquí para llevártelo?" no pudo evitar preguntar.

Jiraiya pareció sorprendido ante la idea. "Toma a Naruto, ¿estás loco? Viajo constantemente y no tengo el tiempo ni la paciencia para un niño pequeño. Además, ¿no irá pronto a la academia?"

El ninja quería abrazar al hombre con alivio, pero de ninguna manera haría tal cosa. En cambio, asintió al sabio y fue al patio trasero para traer al niño. "Entra, cachorro, hay alguien aquí para recibirte".

"¿Yo? Está bien, voy papá". Corrió adentro con los perros pisándole los talones, hasta que vio al gigante sanin. De repente se puso tímido y patinó hasta detenerse. Se dio la vuelta y saltó detrás de Kakashi. Metió su brazo entre las piernas del ninja y agarró una para esconderse detrás. Desafortunadamente, había crecido más alto en el último año y no era su rodilla a la que estaba agarrado el niño.

Kakashi jadeó con una mueca de dolor, "Un pequeño hijo menor". Empujó los brazos del niño hacia abajo un poco y luego trató de que le presentaran adecuadamente a su padrino. "Este es Jiraiya. Fue mi sensei. Conocía muy bien a tu primer padre. Sal y saluda". Naruto no tenía nada de eso.

Después de que Jiraiya terminó de reírse de la situación del adolescente (lo que hizo que Naruto se apretara aún más), le tendió una pequeña caja al niño. "Tengo un regalo de cumpleaños anticipado para ti, Naruto. ¿Te gustaría verlo?"

El chico estudió al sanin por un momento antes de asentir con la cabeza. Soltó la pierna de Kakashi (para su alivio) y avanzó. Cogió la caja y se sentó en el suelo con ella. Lo abrió con cuidado y sacó una bolsa grande. Cuando vio lo que había en la bolsa, soltó un grito muy feliz, se lanzó a los brazos del sabio y lo abrazó con fuerza. "¡Eres el mejor anciano de todos los tiempos!" dijo antes de agarrar su bolsa de dulces y salir corriendo con ella. Tuvo que esconderse antes de que su papá pudiera confiscarlo, ya que se suponía que no debía comer dulces.