X X X I

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— ¡GOOOOOOOL!

Se escuchaba en toda la cancha después de que Heechan echara el gol definitivo, el gol que podría pasarlos a octavos de finales.

Heungmin estaba eufórico, habían echo una jugada perfectamente maravillosa en menos de cinco minutos.

Sin pensarlo mucho, Son se abalanzó a los brazos de Heechan obligando al último contrario a que lo cargara sin mucho esfuerzo por la clara diferencia de peso entre los dos, aunque Heungmin era un poco más pesado que un chico delgado gracias a aquellos músculos que adornaban bien cada parte que lo necesitaba.

Agarró el rostro del alfa que lo estaba cargando y le sonrió, cómo un padre orgulloso de su hijo. — ¡Lo hiciste Heechan, lo hiciste!

Aunque el peligro de quedar eliminados era muy notorio pero querían festejar por ahora.

Pero cierto brasileño que estaba en una de las gradas no estaba del todo contento con aquella escena, veía casi sin expresión todo lo que estaba sucediendo en ese partido.

Tenía los brazos cruzados mientras esperaba con paciencia que Heungmin se bajará de los brazos de aquel chico, y sin disimulo expreso lo que llaman tener celos.

Pero en vez de eso miro a Heungmin muy cómodo en aquellos brazos, tanto que no se bajo sino hasta que el árbitro le pitó para sacarle una tarjeta amarilla por sacarse la camisa de su uniforme.

No quería aceptarlo pero estaba más que celoso en ese momento, nunca había visto al alfa tan feliz.

Heungmin estaba feliz por el trabajo tan bueno que había desempeñado en ese estadio, si era sincero, no tenía esperanza para ese pase que dio en forma de desesperación para que alguien viniera y ejecutara lo poco que había que hacer, y Heechan lo entendió tan bien que compactaron en dúo para hacer tremenda jugada gloriosa.

Simplemente ellos dos en ese momento, esperando que sus esfuerzos dieran el resultado de su dolor.

Algo que probablemente Heungmin no iba a dejar de presumir por los últimos cinco años.

Faltaba muy poco para que el partido acabara, tan solo unos minutos.

Y mientras esos escasos minutos pasaban se aclaró quién iba a ser el ganador del partido.

Y ese resultado nunca cambió porque hasta el último momento la selección de la República de Corea se mantuvo firme, sin dejar pasar ningún otro gol.





Heungmin estaba frustrado al ver cómo su omega le aplicaba la típica ley de hielo sin razón alguna a su punto de vista, no había hecho nada malo, según él

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Heungmin estaba frustrado al ver cómo su omega le aplicaba la típica ley de hielo sin razón alguna a su punto de vista, no había hecho nada malo, según él.

Estaba al punto de tirar lágrimas cuando no fue correspondido su afecto y que cuando intento besarlo aquel brasileño hizo su rostro hacia el lado contrario, rechazándolo.

𝙐𝙣 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙪𝙣 𝙥𝙤𝙘𝙤 𝙙𝙞𝙛𝙚𝙧𝙚𝙣𝙩𝙚 | Neyson. [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora