Unusual Love

II

II

Nathan

Se suponía que cualquier sábado era un día de descanso para mí. Tenía la libertad de elegir entre dormir, visitar a familiares o divertirme a mi modo. Pero cuando el personal flaqueaba, la carga de trabajo aumentaba y debía despedirme de mi tiempo libre y abrazar las horas de oficina. Sabía que en las últimas dos semanas me había exigido más de lo habitual, lo cual a muchos les podría resultar imposible porque siempre trabajaba sin parar.

Debía dejar de hacer un trabajo que no me correspondía y para el cual no tampoco estaba calificado, sabía que necesitaba un abogado y yo era un economista, podía comprender algunas cosas de las leyes pero otras me pasaban por alto.

Luego de tres horas firmando papeles, revisando contratos, tomando pedidos y analizando los puntos a fortalecer de la franquicia, decidí salir de la oficina a tomar un café. Si pasaba un minuto más encerrado en medio de un montón de trabajo terminaría colapsando, eso era algo que jamás me permitiría, nunca me derrumbaría y mucho menos por cuestiones laborales.

Como era de esperarse la mayoría de las oficinas estaban vacías, muy pocas personas rondaban el edificio los fines de semanas. En el camino hasta la cafetería me encontré con uno que otro trabajador del área de limpieza, varios vigilantes y por supuesto: Addison, mi asistente.

-La vena de su frente está muy pronunciada, espero y no venga a desquitarse conmigo -refunfuñó la mujer al mismo tiempo que peinaba su cabello avellana con sus dedos-. Demasiado estoy haciendo con trabajar hoy sábado, debería estar viendo una película con mi prometido.

-Te estoy pagando el doble así que no acepto quejas.

-Un incentivo merecido para aguantar su mal carácter por tiempo extra, necesito ahorrar para la boda así que no me puedo negar.

-Búscame un café, trae uno para ti si así lo quieres -Me senté en la silla que estaba frente a su escritorio y ella siguió mis instrucciones-. No pedí que me lo llevaras hasta mi oficina porque francamente me siento asfixiado.

La relación que tenía con Addison no sabía como definirla, ella me llevaba tres años y mágicamente tuvimos alguna conexión en el momento que asumí la gerencia de la franquicia de mi padre en la ciudad de Nueva York y comencé a buscar una empleada que me ayudara. Yo era demasiado obstinado y ella era alegre, yo solía buscarle lo negativo a las cosas y ella me hacía ver que no todo estaba perdido. No éramos exactamente amigos, ella sabía demasiado de mi vida, incluso de asuntos personales pero estaba obligada a no hablar debido al acuerdo de confidencialidad que le había hecho firmar. El que supiera tanto de mí hacia que muchas veces bromeara a mi costa, pero como me caía bien en vez de reprenderla solo me burlaba de ella del mismo modo.

-¿Evaluó las propuestas de abogados que le llevé? -Me entregó mi taza de café-. No aguantará una semana más de este modo, por cierto, el señor Wright llamó hace unos minutos y dijo que necesitaba comunicarse con usted.

-Sí las revisé pero sigo sin estar convencido, no puedo simplemente confiarle esto a cualquiera -Recordé el consejo que me había dado America el día anterior y aunque lo negara frente a los demás, tenía intenciones de seguirlo-. Marca el número de Candace Watson, me pasas la llamada a mi oficina.

-Dígame por favor que es una llamada íntima y no una de trabajo -Me levanté de la silla y al no tener una respuesta de mi parte negó con la cabeza-. En un momento se la comunico.

Addison como siempre cumplió con la orden que yo le había dado, cuando llegué de nuevo a mi oficina y sorbí lo poco que me quedaba de café la llamada se llevó a cabo. Candace podía ser el camino a solucionar mi carencia de abogado, ella fue la mejor estudiante de derecho en su promoción. Ambos nos habíamos conocido en Princeton, y aunque intuía que tenías sentimientos hacia mí nunca hubo impedimento para que pudiéramos seguir siendo amigos hasta tres años después de graduarnos.