Argentina vs México

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Desde aquel día, he ido más seguido a la cafetería de la esquina. Aún me sorprende el rojo carmesí de su exterior, sería muy difícil no verla al resaltar tanto en la esquina. El café no era lo mejor del lugar, he probado mejores pero el pan de chocolate estaba hecho por dioses culinarios. De todas formas, la razón de que me haya vuelto una clienta habitual era él. La sonrisa que da la bienvenida cuando ingresas, su rapidez al caminar y entregar ordenes sin chocar con nadie, sobre todo su torpeza de olvidarse algunos pedidos en la barra que recompensa con la calidez de voz.

Tenía que hacer un esfuerzo enorme para mantener la compostura cuando era él quien me atendía. A veces me tocaba la otra mesera que disfrutaba hablarme cortante y otras veces me tocaba otro chico llamado Enzo. Entre él y Julián, hacen que el ambiente del lugar sea más calmado y cálido.

Situándome en el momento, estaba yendo a la cafetería por tercera vez en la semana solo que esta vez es un Sábado. No cualquier Sábado, es el maldito Sábado. Otro partido para sufrir porque así es el futbol champagne, ¿no? Sabía que iba a estar abierto en horario del partido, lo que no sabía para mi sorpresa que esta vez solo estaba Julián atendiendo el local por dentro, no habían sillas ni mesas puestas afuera. Asumieron, acertadamente, que nadie iría en el horario de partido excepto un señor entrado en sus setentas y yo.

Esta vez no tenía que trabajar pero me traje un cuaderno y una birome para hacerme la interesante, en realidad solo tenía que hacer la tarea que me dio mi psicóloga. Me senté en la mesa más cercana a la barra y guardé uno de mis auriculares inalámbricos dejando el otro aún adornando mi oreja derecha. ¿Qué escuchaba? Taylor Swift, no importa cuando leas esto, la respuesta es la misma. ¿Por qué? No hay porque, su último álbum me ha encantado, sobre todo la canc-

—Buenas tardes—.Julián cortó mi dialogo interno al caminar hacia mi mesa, apoyaba el peso de su cuerpo alternando entre un pie y el otro. Era la ansiedad personificada, ¿será por el partido?. No le respondí sino que me fije la hora en mi celular, eran las cuatro menos cuarto, faltaban quince minutos aún y aproveché el momento para pausar a Taylor.—¿Lo de siempre?

En menos de dos semanas, ya tenía un "lo de siempre" asignado a mi orden: café doble con crema y pan con chocolate. Un poco me gustaba saber que él lo recordaba y que ya ni se molestaba en traerme el menú.

—Esta vez no, solo el café doble pero sin crema—.Suspiré, apoyando el cuaderno en la mesa—. No puedo comer nada por el partido—agregué.

Haber mencionado el partido hizo que detuviera su movimiento pendular y afirmó varias veces con la cabeza, antes de sacar un trapo del bolsillo de su delantal negro para limpiar la mesa alrededor de mi cuaderno.

—Me pone muy nervioso, confió en Messi pero me pone nervioso.
—Si o si... hay que ganar.
—Así es—respondió sin dejar pausas, dejó de limpiar la mesa recordando mi pedido además del partido—.¿Vas a verlo acá? No tenemos televisores.

Eso fue una de las cosas que noté varios días atrás, el lugar no tenía nada más que parlantes en dos esquinas y sin usar.

—No es problema, prefiero no verlo, es una tontería pero siento que si lo veo capaz pierdan—.Era la primera vez que hablábamos tanto, estábamos aprovechando la poca clientela y la falsa calma creada por la situación. Podía sentir las famosas mariposas, a diferencia de lo que han leído o escuchado, son grandes indicadoras de que uno tiene ansiedad como yo la tenía en ese momento.

—No creo—trató de animarme.
Eso elegí creer, porque luego de decir eso se fue hacia adentro de la cocina dejándome con el cuaderno en mis manos y la birome. Me dispuse a escribir la consigna de la psicóloga, revisando el reloj cada tanto. Ya eran las cuatro de la tarde y el partido seguro comenzó. ¿Cómo puede ser que un deporte que antes no le prestaba tanta atención ahora afectaba mi estado y nerviosismo? O puede que no sea el partido, ni la selección sino estar cerca de él, hablarle siendo al final ser solo alguien más que él atiende en la cafetería porque es su trabajo.

El señor se levantó de su lugar, se fue dejando la propina en la mesa sin antes mirarme y negar con la cabeza, hubo algo que le causó gracia y no supe que fue. Julián salió de la cocina trayendo en la bandeja mi café pero con algo más.

—Sé que pediste solo café, te traje esto también si no queres comerlos no hay drama—.Eran dos mini alfajores bañados en chocolate, parecían muy tentadores a la vista.-

—Gracias—le miré antes de agarrar un alfajor, se quedó unos segundos parado a mi lado antes de volver a la barra a limpiarla aunque ya estaba limpia. Ese detalle con los alfajores, esa sonrisa, esa forma de iluminar la habitación al aparecer. No puede gustarme alguien en poco tiempo, ¿no puede? ¿no?. Me contuve las ganas de putear en voz alta, poniéndole un poco de azúcar a la taza antes de tomarla. El café era diferente, no era tan amargo como si fuese doble sino que tenía un dejo acaramelado. Diferente pero delicioso, seguí tomándolo ensimismada, sin pensar en nada hasta terminarlo. Me negué a mirar el reloj, comí uno de los alfajores y luego el otro.

Después de un rato, terminé lo asignado en el cuaderno, me puse los auriculares y deje que Taylor hablase del espacio vacío que tiene para su próxima pareja. Capaz era hora de volver a casa, capaz no pasaba nada si miraba el partido en dormitorio, capaz no existían las cábalas o no afectaban el rendimiento de los jugadores. Antes que pudiese levantarme, escuché un grito por encima de la voz de Taylor y al voltear era Julián quien tenía la boca abierta y los brazos alejados de su cuerpo tensionados. Me saqué los auriculares para escuchar el claro grito de "¡Goooooool!".

—¡¿Qué?!—grité de la sorpresa, la misma que se llevó él al caer en la cuenta que yo seguía en la tienda y él estaba eufórico en su horario laboral sosteniendo su celular, podía verse el partido en la pantalla.

—Gol de Messi, vamos ganando—se despeinó la nuca con ambas manos ,después de haber dejado el celular en el bolsillo trasero de su pantalón, y al verle así ya creía que mi tumba estaba cavada, no puede ser que se vea tan sensual siendo una hámster pasando por una crisis nerviosa—.¿Te vas?

—Eh... no, no, ¿me darías un vaso con agua?—.Atiné a decir y miré en mi celular, Google mandó un alerta "Arg 1 vs Mex 0, 2do tiempo". ¿Esto podría ser la nueva cábala? ¿No ver el partido, estar al lado de él y tomando café mientras escuchaba a Taylor Swift? Que perfecta combinación para un ataque al corazón.

No tardó nada en traerlo y dármelo directo en la mano, no podía más con su ser. Se alejó para intentar limpiar las mesas, pasaba el trapo en el mismo lugar varias veces. Me quedé sentada con el vaso aún en mano y en la otra el celular viendo como Google mostraba los minutos que iban avanzando del partido.

—Perdón—le escuche decir con las mejillas decoradas de un rosa un tanto furioso—.Pasa que... estaba muy angustiado por este partido, aún no termina así que anulo mufa pero no puedo evitar ponerme así.

—No te preocupes, realmente lo entiendo.

—¿Te molestaría quedarte unos minutos más?

—No, para nada—.Miré el resultado del celular y faltaba menos de diez minutos para que termine el partido—.¿Pasa algo?

—No sé cómo explicarlo. ¿Queres algo más que te traiga?

—Estoy bien, en serio, gracias.

Esto es un poco incomodo, necesito refugiarme con algo porque verle a los ojos castaños y notar esa sonrisa nerviosa estaba causando estragos en mi cordura. Se escucharon más gritos, nos miramos sorprendidos, toda la calle gritó esta vez con más furia y él sacó el celular para ver que en efecto habíamos hecho otro gol. Estamos dos arriba de México, Julián lo quiso gritar pero me miro con cierta vergüenza así que fui yo quién lo gritó luego acompañada por él.

La euforia de gritarlo juntos, la sensación de calidez, ¿qué nos estaba pasando? Sea lo que sea no quiere que termine. 



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Nota: Si siguen por acá, gracias. Si leen, les gusta pero no comentan: no hay drama. 
Si pueden comentar, seria genial. Espero que les esté gustando. 

Cábala | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora