CAPÍTULO 4

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Más tarde, el padre de Rulos, junto a su madre, nos llevaron hasta el lugar acordado. Se despidieron y nos avisaron que pasarían por nosotras a las dos en punto. De acuerdo con todo, comenzamos a recorrer el paisaje verde. En ocasiones, nos apoyábamos en los barandales de los miradores y hacíamos una leve pausa para apreciar el río. Un viento fresco soplaba cada segundo y llenaba nuestros pulmones de un renovado oxígeno. Pequeñas cosas de la vida que me gustaba disfrutar.

—Ahora que no están tus padres, —suspiré— ¿qué tienes planeado hacer?

—Es increíble cómo lees mi mente —contesta.

—Me meterás en problemas, Mariana.

—Nos meteremos. —Corrigió y comenzó a señalar un punto en el aire— ¿Ves ese paraje? Bueno, ahí iremos esta noche.

—¿Quieres colarte en una fiesta?

—¡Va a ser muy divertido! Sígueme. —Declara y toma mi mano arrastrándome hasta el boliche.

—Siempre por las malas —susurré poniendo mis ojos en blanco. Luego, comencé a reírme ante la locura que estábamos por cometer.

La fiesta, después de todo, fue sin entrada y para nada privada, y podías dejar alguna contribución a aquellos cantantes que vendrían a tocar por la noche. En sí, estos no eran famosos ni tan conocidos, más que nada eran de la región. Pero se les daba una oportunidad para lanzarse a ser los próximos a quienes se los nombrara en alguna pantalla grande o revistas. Había muchos de ellos que no conocía, ni sabía quiénes eran. Por lo que, colarnos a la misma, no sirvió de nada si ese era el plan de Mariana. Además, la entrada era apta para todos los adolescentes. Nosotras no tuvimos problemas, entramos y estaba repleto de gente por doquier. No había ido nunca a un boliche en mi vida, sin embargo, no desaprovecharía el momento.

—Hay que pedir algo. —Sugirió y estuve de acuerdo.

La primera ronda, lo tomamos todo de un solo sorbo, nos habíamos pedido un trago en unos vasitos pequeños de vodka, así puro. Dado a lo fuerte que era, en un principio sentí como ardió en mi garganta, a lo que hice algunas muecas hasta sentir que se aliviaba esa sensación. En nuestra segunda ronda, mantuvimos una bebida diferente a la anterior en nuestras manos un poco más de tiempo y bailábamos en el centro de la pista, sin importarnos quiénes nos vieran, sin importarnos quiénes estuvieran. Unas horas después volvimos a pedirnos algo, en especial una cerveza y mientras Mariana se encargaba de hacerlo, observé a las otras personas que nos acompañaron durante los cinco primeros bailes.

—Aquí tienes, Victoria. —Me indica y me da el vaso lleno con la bebida.

Cuando se trata de ingerir alcohol en mi organismo, siempre he dicho que, por mi lado, solo prefiero degustar y tomar de ella moderadamente. Es decir, de forma autocontrolada, sin apuros y a su tiempo, y no beber hasta no recordar nada al siguiente día. Aunque, se volvía algo difícil con Mariana insistiendo cada vez más. Pareceré una persona aburrida, pero cada uno debe disfrutar a su manera.

—Gracias. —Tomé un sorbo y lo sostuve en mi mano. Nos apoyamos sobre la pared de cristal, más bien sobre unas ventanas que eran corredizas, y seguimos observando a todos para hacer algo de tiempo y descansar.

Como si no fuera suficiente, subieron aún más el volumen de la música de los gigantes parlantes que se situaban en cada esquina en lo alto y nos desplazamos otra vez hacia la pista. No sé en qué momento, pero Mariana comenzó a bailar con un chico y yo hice lo mismo. Ojalá pudiera tener la misma valentía que tengo para pedirle a alguien bailar como para confesarle mis sentimientos a Mauricio. Pero, es diferente. El chico con el que ahora estoy bailando no lo voy a volver a ver y ni siquiera estoy segura si me lo voy a volver a cruzar durante la noche. Creo que bajo los efectos del alcohol y las luces tenues, casi no logran ver que a veces no me siento a gusto con mi cuerpo. Con mis caderas anchas, mis piernas y abdomen esbeltos, y que a veces me cuesta moverme con soltura. Aun así, dejo que eso no me impida bailar. Soy arriesgada y me gusta arriesgarme a todo.

Lo mucho que odio amarteWhere stories live. Discover now