¿Mis padres se habrán dado cuenta que me escapé?

Que idiota, tendría que haber vuelto temprano y subir por el árbol hacia mi habitación para hacer como si nada.

No lo había pensado mejor, ya no intentaba ocultar las cosas como antes, ya no tenía las fuerzas para hacerlo.

—¿Qué acaba de pasar? —Noah me sacó de mis pensamientos.

—¿Con qué? —giré la cabeza para mirarlo.

—Melanie y tú, hay tensión entre ustedes dos.

—Ah, eso...

Noah volvió su vista hacia delante.

—Ella me ha estado ignorando desde el velorio —continué.

—¿Ignorando?

Asentí, pero Noah no estaba mirándome.

—Así es. Cada vez que me la encontraba en algún lugar, Melanie corría hacia el lado contrario —expliqué—. ¿No te hizo lo mismo?

—Mmmh, no realmente. Creo que yo he estado ignorando a todos los primeros meses, así que en todo caso nos estábamos ignorando mutuamente. —Rió— Sabrina, no te lo tomes tan personal, todos pasamos por lo mismo.

Lancé una rápida mirada hacia él, y nuestros ojos se encontraron.

—Melanie no te odia, probablemente solo quiso estar alejada de nosotros un tiempo para hacer su duelo —musitó tranquilamente.

—Pero contigo si ha estado hablando, Noah.

—No, Sabri —dijo mirando hacia la carretera—. Recién volvimos a hablarnos hace unas semanas, y ha sido porque ha venido a visitar a mi madre. Las primeras veces que nos cruzamos yo no quería hablar con nadie, estaba muy enojado. Es decir, estaba furioso con todo lo de mi alrededor, no con alguien en particular. Pero igualmente la ignoré e hice como si no estuviera allí, y luego un día de mucha lluvia le ofrecí alcanzarla hasta su casa, pero casi no hablamos y el viaje fue incómodo. Hasta que comenzó a visitar a mi madre más seguido, y bueno, finalmente terminamos hablando un poco más. Pero no fue tan sencillo como parece.

Comencé a sentirme mal. Melanie había estado visitando a Lily mientras que yo no había podido hacerlo, me sentía horriblemente. Yo era la amiga de Alex hace años, y era la que menos había estado para su familia en este momento.

—Sé lo que estás pensando, no te golpees tanto —murmuró Noah leyéndome los pensamientos.

Estaba impresionada por lo tanto que había madurado Noah en este último tiempo. En sí estaba distinto, aunque todos lo estábamos, pero antes no solíamos tener charlas profundas o hablar de cosas muy importantes, más que de básquet, fiestas y demás.

Llegamos al colegio y Noah dejó el auto en el estacionamiento. Me despedí de él abrazándolo y agradeciéndole por todo, y le dije que le mande mis agradecimientos a su madre también. Prometí pasar pronto por su casa otra vez, pero en un mejor contexto que no fuera como el de anoche.

Entré al colegio sabiendo que se me estaba haciendo tardísimo, pero tenía que pasar sí o sí por mi casillero. Tenía el bolso de anoche y no me había traído absolutamente nada del colegio, pero por suerte siempre tenía algún cuaderno de más en mi casillero. Ni bien lo abrí me encontré un papel doblado por la mitad, y cuando lo desdoblé me encontré con otra canción que me dedicaba Bastian. Guardé el papel en mi bolsillo intentando no pensar en él ahora, y corrí al aula.

Cuando llegué la profesora de Matemáticas ya estaba allí, y estaba entregando unas hojas a cada alumno.

No puede ser...

El Vals de las MariposasWhere stories live. Discover now