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No le había costado mucho encontrar el lugar de la pelea, pues los gritos y el sonido de golpes y materiales romperse, la habían guiado fácilmente.

—¡Como te atreves!

Victoria giró en el momento exacto para ver como un policía golpeaba hábilmente el rostro de su amigo. Sintiendo que los golpes iban para ella misma, rápidamente se dirigió a un pedazo de madera que seguramente antes fue parte de una silla.

Tomandola con fuerza, se lanzó contra el policía logrando darle en la espalda. El hombre soltó un quejido, lo que le dio tiempo a Tewkesbury para recuperarse.

—¡Vicky! ¡Jamás me alegre tanto de verte molesta! -luego de pensarlo un momento, añadio- Bueno, también me alegre cuando intentaron matarme y saliste de escudo.

Victoria frunció el ceño balanceando la madera en su mano, por lo que rápidamente su amigo se corrigió.

—Pero claramente espero que tengamos un final mejor para esta noche.

Antes de que la joven pudiese responderle, el hombre ya estaba levantado y preparado para atacarla también, pero tan pronto se acercó, Tewkesbury se metió en medio volviendo a luchar con él.

—Esta vez será distinto -comentó entre jadeos mientras se defendía- Porque yo te cuidaré a ti.

Vicky sonrío conmovida tomándose de forma inconsciente el vientre, recién allí recordó su estado. Debía proteger a su bebé, pero también necesitaba proteger a su familia. En ese instante, una mano se poso en su brazo con delicadeza.

—Victoria, vete -pidió Masón, su voz sonando estricta- Yo buscaré a Sherlock.

La nombrada se giró a él negando, los nervios absorbiendo su mente de nuevo.

—No puedo Masón, también esta Enola -respondió afligida- Y aunque no lo estuviera siguen estando tú y Tewkesbury.

Masón asintió comprendiendo, pero en ese instante unos sonidos provenientes del sótano alarmaron a ambos.

Antes de que la pelirroja pudiese reaccionar, su hermano ya estaba corriendo para allí.

—¡Busca a Enola!

Victoria asintió con seguridad identificando una espada asomar entre la utileria que se hallaba a un costado del escenario. Rezando que fuese real, la tomó apresaduramente, su punta brillando con la luz que se colaba.

Escuchando algunos quejidos por parte de su amigo, sin pensarlo demasiado se acercó lo suficiente para lanzarsela pero sin ponerse en riesgo.

—¡Tewkesbury! -lo llamó.

Este se giró pronto con su nariz ensangrentada y visiblemente mareado. Afortunadamente, su mente aún lograba comprender lo que haría la joven, por lo que seguramente haciendo acopio de sus últimos reflejos, atrapó la espada por su mango antes que el policía. Suspirando rendida, la pelirroja debió aceptar que no podía hacer más por él.

Cuando comenzaba a preguntarse donde estaría metida Enola, divisó una larga cabellera castaña trepar rápido por unas inestables cuerdas y maderas.

—¡Bájate de ahí ahora mismo maldita enana!

Enola reaccionó a la voz volteando lo suficiente a ella para verla confundida. Sin dejar de trepar y continuando con aquel hombre siguiéndola, le respondió con un grito desde lo alto.

—¡¿Qué rayos haces aquí?! ¡Sherlock dijo que estas embarazada!

Victoria hizo una mueca observando que su amiga ya no tenía por dónde trepar, mientras pensaba una respuesta, su cerebro buscando como más podría ayudar.

Victoria HolmesWhere stories live. Discover now