🔍VI🔎

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Sentados en la sala con el único sonido de Irma sirviendo el té, los hermanos Holmes se observaban casi que desafiantes luego de que Lestrange se hubiese ido y Enola confesara en lo que se había metido. 

Rompiendo aquel silencio, Victoria bebió de su taza antes de comentar: 

—Me alegra que estemos avanzando, ¿Que les parece si almorzamos todos juntos? 

A su lado Irma sonrío alegre, pero la mirada seria de ambos hermanos la calló de añadir algo. 

—Yo me haré cargo de esto. 

Como si acabaran de darle una cachetada, Enola se levantó con rapidez visiblemente ofendida. 

—Ni lo sueñes, este caso es mío. Tu encárgate de lo tuyo. 

—Curiosamente de lo que debo encargarme es de ti como tu tutor. 

Vicky suspiró dejando su taza y dirigiendole una señal a Irma para que la acompañase a la cocina. 

—Aquí van de nuevo- suspiró. 

A su lado, la señora asintió con expresión cansina. 

—Esperemos que solucionen sus problemas pronto señorita. 

Vicky asintió de acuerdo apoyándose en una mesa, su mano descansando de forma inconsciente en su estómago. 

Observando su postura, Irma se atrevió a preguntar esforzándose en ocultar su sonrisa: 

—¿Cómo se siente señorita? 

La joven se encogió de hombros. 

—La verdad es que me siento cansada, aunque supongo que son los nervios por Masón, Sherlock y Enola. 

—¿Qué le ocurre al Sr. Holmes? 

Vicky se dio un golpe mental, pues no era su intención contarle que su amado Sr.Holmes se había emborrachado y casi destruido el apartamento durante su ausencia. 

—Solo esta muy estresado por su caso, lo de siempre. 

Irma asintió ya sabiendo lo que ocurría con Masón. 

—Además de cansada... ¿Siente algo más? 

Callando unos segundos, decidió contarle que también había vomitado, y que últimamente el té no le estaba cayendo bien como normalmente lo hacía. 

Confundida, observó a la mujer sonreír casi que enternecida. 

—En cuanto tenga tiempo, debería ver un médico... quizás tenga algo en el estómago. 

Vicky asintió no muy segura. Al cabo de unos segundos, el sonido del violin que Sherlock había adquirido luego de que se casaran comenzó a sonar en la sala. 

Ambas mujeres hicieron una mueca observando como inclusive Watson se iba con ellas e intentaba esconderse bajo el vestido de su dueña. 

—¿Sigue intentándolo? 

Vicky asintió con pesadez. En un principio Sherlock quiso aprender para que ambos pudiesen hacer dúos, pues parte de las melodías que le había regalado en aquel preciado libro, eran oportunas para ser acompañadas por otro instrumento. Pero en la actualidad, Sherlock había descubierto que el violin le servía además para concentrarse y casi como un terapeuta durante sus casos. 

Cuando la melodía poco gustosa para los oídos de Victoria terminó, Enola apareció en la cocina. 

—¿Qué opinas de una salida de chicas a un baile lujoso y refinado? 

Victoria HolmesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora