Parte 6

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La casa de los Clemens estaba a oscuras, no había nadie ahí. Lamenté no tener el teléfono de Carter, así que me fui a Centro de Viajes Piloto a intentar que algún empleado se comunicara con él, pero nadie quiso molestar al «jefe».

Me fui frustrada a casa, pasé otra mala noche, di vueltas por toda las habitaciones, me abarroté de comida, probablemente engordé cinco kilos en seis horas, para luego salir a primera hora de la mañana.

Una vez más me encontré frente a su hogar sin que nadie atendiera la puerta, por lo que decepcionada me dirigí al hospital para pasar un rato con mis abuelos.

Popa se sorprendió de verme tan temprano, suponía que Moma tenía un plan para mí ese día también, pero supe evadir el tema y asegurarle que mi abuela estaba feliz de verme ahí.

En un momento que nos quedamos a solas le expliqué que no había podido ubicar a Carter, y ella me ofreció su número de teléfono. Con dedos temblorosos lo llamé, pero fue directo a la contestadora. Supe que era una señal, tenía que enfrentarme a él, en persona, frente a frente, no a través de un aparato.

En la tarde me dirigí de nuevo a su casa, también fui a Michael's, a su trabajo, y no lo encontré en ninguna parte. Quizás lo de la contestadora era una señal distinta a la que suponía, quizás no estaba en las cartas que habláramos, por lo menos no en esa ocasión.

Entonces me quedé profundamente dormida despertándome cerca de las ocho de la noche.

—Una vez más, Aria —me dije abrigándome para ir de nuevo a su residencia. Si una vez más no estaba, tiraría la toalla.

Pero sentí mi respiración acelerarse y mi corazón latir a toda velocidad cuando observé que las luces estaban encendidas. Carter estaba en casa.

Me bajé del auto antes de que pudiera arrepentirme, había demasiadas cosas por hablar y no quería seguir dándole largas al asunto, así que sintiendo cómo el eco de mis pisadas me rodeaban al caminar, llegué hasta la puerta y presioné el botón del timbre.

Nada me pudo haber preparado para lo que hice cuando abrió la puerta y se sorprendió al encontrarme ahí, los gestos de su rostro eran una mezcla entre asombro, tristeza y contrición. Vi nuestro pasado pasar frente a mis ojos, cada sonrisa, cada caricia, cada beso, cada sesión de amor en la cama, los malentendidos, los secretos, el tiempo que no podría recuperar nunca, y la posibilidad de un futuro si la vida era lo suficientemente generosa conmigo.

Sin pensarlo me abalancé sobre él, su aliento dulzón que olía a café y menta me invitó a besarlo, lo hice, y él me rodeó con sus brazos para estrecharme con fuerza. No dijimos nada, nos concentramos en el movimiento de nuestros labios, dientes y lenguas. Las manos danzaban sin descanso, acariciando, apretando, clavando los dedos con fuerza en brazos, espalda y caderas. Dimos vueltas, tropezamos con muebles, rompimos un par de cosas al dirigirnos a la sala de estar donde el calor del fuego de la chimenea nos recibió.

Caímos con fuerza sobre el sofá, y de ahí rodamos a la esponjosa y cómoda alfombra cerca de la hoguera. Me encantaban los aromas de la casa, aunque no podía ver mucho a mi alrededor porque mi atención estaba concentrada a él, me hicieron sentir acogida. Olía a madera, café, pino y a Carter.

Las ropas comenzaron a desaparecer, nuestras pieles fueron cubiertas por besos, mordiscos y succiones. Mi mano fue a su entrepierna, la suya a la mía, las caderas comenzaron a buscar el encuentro del otro, su boca se dirigió a mis senos, la mía gimió pidiendo más de todo.

Nos besamos de nuevo en los labios, sus dedos supieron que puntos tocar para humedecerme y prepararme para él, entró con fuerza y nos miramos a los ojos, reímos, y las carcajadas fueron suplantadas por gritos y gruñidos. Por fin lo tuve de nuevo dentro de mí, nos convertimos en uno, inseparables, como lo fuimos años atrás.

RELATO: AQUELLA NOCHE DE NAVIDAD (COMPLETO)On viuen les histories. Descobreix ara