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No había mucho que ver. Louis claramente lo llevó a una cancha de fútbol. Harry no entendía porque se sorprendió al descubrirlo. Era obvio.
El lugar era....agradable. Agradable pasto sintético llenaba el suelo. No había nada marcado, solo pasto verde y un arco en cada punta del lugar. A los costados, tenía unas gradas pequeñas, muy precarias. Parecía que a la primera persona que se sentará allí se caería todo. Quedaría hecha pedazos. Para su suerte no fue así, cuando Louis insistió en sentarse allí para comer algo antes de empezar. Él se acercó mirando casi con terror a los asientos, las tablas de madera parecían de cierta forma débiles y podridas. Se sentó y nada sucedió. Fue un total alivio.

Louis abrió su mochila, y del bolsillo más grande sacó dos cuadrados, envueltos en papel normal y transparente. "Traje unos sándwiches", le pasó uno. "Son de pavo y queso, espera, lo siento, nunca te pregunté si te gustaban... ¿Te gustan, cierto? Dime la verdad", lo miró fijamente, genuinamente preocupado. "Si no te gustan podemos ir a comprar algo."

Harry se rió. La preocupación del ojiazul era adorable. "Tranquilo, Lou", depositó su mano sobre el hombro del chico a su lado. "Si me gustan."

"Oh, genial", sonrió. "Imagínate que no te gustaban, que vergüenza. La próxima preguntaré, de verdad."

"¿La próxima?", Harry elevó la vista para seguir. "No creas que vas a poder convencerme con una sonrisa bonita de volver a esta tortura. Nunca más fútbol."

"¡¿Qué?!, si ni siquiera empezamos", dijo el mayor riendo cada vez más fuerte. "Además, bonita sonrisa, ¿eh?" Sonrió más fuerte, mostrando cada diente.

"Oh, cállate." golpeó el hombro de su acompañante. "¿Vamos a empezar o qué?"

"Tienes razón, ya es hora de comenzar con tu sufrimiento", frotando sus manos, hablando al cielo.

Apoyaron sus cosas y se levantaron. Se pusieron de pié de forma que quedaron enfrentados.

"Empecemos con lo principal." le hizo una seña indicando dónde debía pararse. "¿Sabés las reglas básicas?"

"¿Hay dos equipos?", ni siquiera estaba bromeando. Realmente no sabía nada sobre el deporte.

El ojiazul rió y levantó sus pulgares hacia arriba. "Eso es correcto, H. Hay dos equipos", bajo sus manos y las posicionó a ambos lados de sus caderas. "Pero, se necesita saber más cosas para jugar, hay reglas."

"Okey, lo suponía."

"Ajá." asintió con la cabeza. "Si es un partido de verdad, deberás saber que, los dos equipos, están formados cada uno por 11 jugadores, como máximo." Espero unos segundos hasta que el ojiverde asintió, para asegurarse de que lo estaba siguiendo.

"Bien." puso sus manos sobre su cadera en forma de taza. "También leí algo sobre las posiciones."

"Hay posiciones marcadas para cada jugador, pero sigamos con lo principal del juego. Para marcar un gol, el balón debe de ingresar a la portería del equipo rival, y luego el grupo que más puntos tiene, gana."

"Hasta ahora suena fácil." sonrió. "No sé porque creo que la parte de jugar no va a ser mí fuerte."

"Si", rió. "Por lo general esa parte es la más complicada. Recuerda que por ninguna razón puedes usar tus manos o brazos."

"Entendido, capitán.", colocando dos dedos en su frente, y parándose recto a modo de ejército.

Louis soltó una pequeña risa. "Empecemos de a poco, intenta sacarme el balón. Si ves que no lo logras, intenta aunque sea evitar que marque un punto, ¿okey?"

"¿Cómo se supone que hago eso?" preguntó genuinamente confundido.

"Dios. Tu solo--- tú solo párate delante del arco e intenta frenar la pelota." exasperado.

Into you - < l.s >Donde viven las historias. Descúbrelo ahora