—¿Hm? ¿Ya has salido tan deprisa, Tommy? —Pero al darme la vuelta, me encuentro con una mujer avox.

¿Si quiera los avox pueden carraspear? A pesar de la confusión que se asoma, no sé cómo reaccionar al principio, y mi agarre se aprieta en mi torso, sintiendo que la inquietud se apodera de mí. Sin darme cuenta, la preocupación de la noche anterior de Alby regresa con brío, y me pesa.

La mujer tiene los ojos azules (casi parecidos a los de Alby), y un cabello negro y corto que le llega hasta los hombros. Posee una piel extremadamente blanquecina y su mirada es fría e intensa. Sus brazos están tensos a los lados de su torso, pero sorpresivamente, a pesar de que un silencio sobrecogedor nos envuelve, es roto por la manera en la que se acerca.

Camina deprisa y me quedo estático, sin saber si debería apartarme o no; aun así, decido no hacerlo. Me libero de mi agarre y alzo la cabeza, pensando en qué a lo mejor conoce a Alby. Mantengo nuestras miradas conectadas, negándome a bajarla y a faltarle el respeto a las posibles fuerzas que le ha echado para venir hasta aquí. Al principio nos quedamos así, mirándonos intensamente, y aunque trata de ocultarlo, pronto descubro que un manto cae de ellos y me deja vislumbrar la tristeza y pena en ellos. Las lágrimas se asoman y caen de improvisto; me toma por sorpresa, y mi cuerpo se mueve solo coaccionado por la lástima que siento por ella.

Mis brazos la acogen y trato de no sobrepasarme o de incomodarla. Ella deja caer su cabeza sobre el cuello de mi hombro, y yo la abrazo por la cintura, intentándole dar fuerzas. Recuesto mi cabeza en su cabello y descubro lo sedoso que es. No duramos más que unos segundos, porque se separa de mi lado con un movimiento brusco, y me empuja hacia atrás. Siento sus manos en mi pecho y dirigiendo mi vista hacia abajo, descubro que sostiene un pequeño papelito.

Lo agarro sin dudarlo, y ella recuperando su rostro de marfil, no tarda en desaparecer del cuarto. Acaricio el papelito, y me recuerda a la vez que Alby me dio su nombre en algo similar; le dedico una mirada al cuarto de baño y a sabiendas de que Thomas va a tardar todavía un rato más, lo abro sin contemplaciones. Mi corazón se llena de alivio al leerlo y siento que las piernas me tiemblan con fuerza. No caigo de suerte porque me apoyo en la encimera.

"Alby está bien. Te doy las gracias por salvarle la vida. Por ahora, estará bajo cuidados, así que yo me ocuparé de atenderte como es debido. Ah, y por cierto, puedes decirme Selene".

¿Selene? Una nueva amiga por lo que veo. No recuerdo haberla visto por los vagones en ningún momento, pero tampoco puedo decir mucho. No es que recuerde el rostro de cada uno de los avox que nos sirven, por supuesto. Thomas sale del baño justo cuando estoy arrugando el papelito; después lo lanzo por la ventana y aprovechando que mi visita está cerrando la puerta con cuidado, saco la daga y la escondo entre los pliegues de la ropa. 

—¿Dónde puedo dejar esto? —pregunta, mientras sostiene entre sus manos la ropa de dormir de la noche. Riéndome, le digo que la puede dejar sobre mi cama, porque luego puedo pedirle a un avox que se la lleve al cuarto. Cuidadosamente, sigue mi consejo.

Aprovechando que está distraído, me acerco por detrás y pasando uno de mis brazos por sus hombros, tiro de él con fuerza. Se asusta por unos segundos, pero no tarda en mostrarme esa sonrisa genuina que me..., Detengo mis pasos de inmediato al darme cuenta de lo que iba a pensar. Un rubor me sube por las orejas, y solo se detiene por la forma en la que entrelaza nuestras manos y me pide que salgamos de una vez.

—¡Deben de estar todos esperándonos! —Niego por segunda vez en el día, pero por fin coloco mi huella en la puerta y salimos de la habitación.

Al llegar al vagón comedor, dando una vista por encima, distinguimos a todos nuestros amigos en la mesa. Por suerte, no hay rastro de Janson por ningún lado; tampoco de Effie ni de Haymitch. Thomas se me adelanta para saludar a Ethan con un choque de manos, y cuando camino hacia ellos, me topo con un Vigilante que de repente tiene la necesidad de salir por donde hemos entrado. Intento dejarle paso, pero sin saber si lo ha hecho aposta, me golpea con fuerza uno de los hombros y sale de la habitación. No quiero pensar en lo extraño que ha sido, y termino por darme prisa en reunirme con los demás mientras me sobo el hombro derecho.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐂𝐎𝐑𝐂𝐇 𝐓𝐑𝐈𝐀𝐋𝐒 𝐈𝐍 𝐅𝐈𝐑𝐄 | Newtmas ( au ) [✓]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن