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En este punto, yo tampoco sé quién soy.
No sé cómo llegue hasta este punto de perder la cordura.

Todo lo que alguna ves júrele no ser, ahora es en lo que me estoy convirtiendo.
Esto es un maldito castigo por no poder controlarme emocionalmente.

Fueron los días más largos de mi vida.
Pero finalmente había llegado el martes.
Tenía que pasar por Win, para vernos y arreglar esta situación.

Había quedado de pasar por él a las 18:00pm, pero por terminar unos asuntos demoré media hora más.

Marque a su número para avisarle que había llegado.

—Listo—dijo, al entrar—¿A donde iremos?

—¿Quieres ir a algún lugar en específico?

—Cualquier lugar esta bien.

—Bien, en todo caso déjame sorprenderte—asintió.

Puse en marcha el vehículo, debía darme prisa antes de que el sol se ocultase por completo.

El camino fue completo silencio, ninguno se atrevía a decir algo. Las luces de las calles comenzaban ha alumbrar. Esos cuarenta minutos de camino para salir del tráfico se sintió como si fuesen horas.

Habíamos salido de la ciudad, en cierto momento tuve que salir de la carretera para adentrarme a un camino de tierra. Cinco minutos más fueron suficientes para finalmente poder llegar.

Estacione mi vehículo unos cuantos metros lejos del lugar al que llevaría a Win.

—¿Porque estamos aquí?—inquirió preocupado.

—Es el lugar al que suelo venir cuando debo aclarar mi mente—salí del auto para abrir su puerta y ayudarlo a salir también. Observó alrededor del lugar, lo notaba con algo de miedo—No tengas temor, te prometo que nada malo pasará, yo te cuido. Confía en mi.

Dudoso accedió a tomar mi mano.
Caminamos hasta llegar a unas grandes rocas donde podíamos tomar asiento. Desde ahí, se podía apreciar la ciudad entera iluminada por las cientos de luces.

—¿Y bien?, ¿de qué quieres hablar?—preguntó.

—¿Como has estado?

—Creo que bien. ¿Que tal tu?

—han sido días complicados, pero solo eso.

—lo imagino, ¿Que tal el trabajo?

—Bien, mejorando cada día.

Hubo un breve silencio, las palabras no salían de mi boca, no es tan fácil como creí.

—¿Y bien?

Inhale y exhale el frío aire que comenzaba a correr.

—Hablemos sobre el compromiso.

—Ya tome la decisión Bright. Lo mejor es que cancelemos todo y cada quien tome su camino.

—¿Soy tan malo acaso?, ¿Soy yo el problema?

Casualidad del amor (Brightwin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora