Casualidad del amor (Brightwin)

09

Nota: reproduzcan la canción cuando vean una nota mía en paréntesis :).

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Esa pregunta no dejaba de rondar por mi cabeza
desde que se negó a lo que le propuso papá

Así que no pude evitar preguntar eso

Que vergüenza.

—Bueno, esa es una pregunta un tanto, mmm, ¿rara?

—Disculpa si te incomode.

—No es eso, es solo que no había pensado en el matrimonio, hasta hoy.

Así que es eso.

—Pero, en algún momento, ¿si te gustaría casarte?—pregunté un poco apenado.

—No lo se, por el momento no, pero supongo que más adelante si—dijo restándole importancia. Para seguir poniendo atención al camino—además aunque suene tonto, primero quiero encontrar a mi persona especial—auch—tal ves cuando le encuentre, mis perspectivas del amor cambien aún más.

—mmm, ya veo.

—Y tú, Win, ¿Te gustaría casarte en algún momento?

—Realmente si, siempre e soñado en como sería mi boda.

—Oh, ¿y como sería tu boda soñada?

—Me gustaría que la ceremonia sea en un gran jardín con muchas rosas y que la fiesta sea en un gran salón que parezca palacio, algo al estilo como antiguo; siempre me imaginé que el día de mi boda sería como de la realeza tipo antigua. También me gustaría que todos los invitados llevasen algún antifaz cuando ya estemos en el salón festejando, suena raro pero si, no me gusta lo tradicional, eso le daría el toque. Como si fuera un baile de antifaces.

—Hmmm, de hecho suena bien, será una gran celebración de boda; suerte al encontrar a tu persona.

Sentía una gran opresión en mi pecho, pero exactamente no sé a qué podría deberse; oh bueno tal ves si, pero me niego a aceptarlo aún.

—¿Quieres ir a comer ha algún lugar?—pregunto de la nada.

—Claro, ¿pero no tienes cosas que hacer?

—Quede de ir con unos compañeros por unos trajes, pero no importa, puedo cancelarles—dijo mientras se estacionaba para buscar su teléfono en su bolsillo del pantalón, para después sacarlo y comenzar a teclear en el—Listo, ahora vallamos a comer.

—No, es decir; si ya tenías planes no hay problema que me lleves a casa, podemos ir a comer otro día.

—Es tarde, ya les cancele; ademas quien dijo que no iría. Me acompañaras tú en su lugar.

Asentí solamente.

Eso fue suficiente para que pusiera en marcha una ves más el auto.

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Llegamos al estacionamiento del restaurante, no se veía tan caro, pero tampoco tan barato.

Entramos, y caminamos hacia una de las mesas que se encontraba en el jardín del lugar.

Tiene muy buena decoración.

Nos sentamos uno frente al otro, mientras esperábamos que algún mesero viniera a tomar nuestra orden.

Lo cual no tardo mucho.

—Buenas tardes—llego un chico con peli-negro, parece ser unos centímetros más bajo que yo, tes blanca, que parece tener la misma edad que yo—aquí tienen, estas son las cartas—las puso frente a nosotros para que cada uno la tomara—¿ya han pensado que van a ordeña?