nine

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Habían pasado días, y con ello mi preocupación aumentaba.

Aún recordaba las palabras frías y distantes de Laia, casi parecía odiarme.

«Él se está muriendo por tu culpa, ojalá estuvieras tú en su lugar.»

Lloré desde que sus palabras resonaron en mis oídos, perforando mi corazón y llenándome de una culpa y tristeza eternas. ¿De verdad fui el culpable?

Era lo más probable, diez no me había hablado desde aquella vez (como cuando salimos por primera vez), así que eso significaba que su enfermedad había empeorado.

Por mi culpa.

Sollocé de nuevo, hundiéndome en un pozo de tristeza y desesperanza

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Sollocé de nuevo, hundiéndome en un pozo de tristeza y desesperanza.

¿Tan rápido lo había perdido?

diez.Kde žijí příběhy. Začni objevovat