seven

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—¿Y si realmente me gusta...?

Pasé mis manos por mi cara, estaba cansado, no había podido conciliar el sueño y tampoco podía sacarme al estúpido chico de la habitación 10 de la mente. Se había quedado ahí como si fuera su casa y se paseaba alrededor de mi cabeza, abrumandome y molestandome.

Pero era agradable, lo admitía. Aunque pensar tanto en él lo agotaba mentalmente.

¿Y si le gusto?

No me importaba, de todos modos... No podría gustarme él a mí. ¡Ni siquiera sé su nombre!

Estaba a punto de mandarle un mensaje, pero cuando entré al chat, un nuevo mensaje proveniente de él me hizo sonreír.

Estaba a punto de mandarle un mensaje, pero cuando entré al chat, un nuevo mensaje proveniente de él me hizo sonreír

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Rodé los ojos y con mucho cuidado me levanté de la cama, dispuesto a ir con él.

Quizá pasar tiempo con ese chico me ayudaría a descubrir realmente lo que siento, o tal vez me ayude a distraerme, cualquier cosa sirve.

Cuando abrí la puerta la sonrisa del chico lindo culpable de mi insomnio me recibió, y él se abrió paso para que pudiera salir de mi habitación.

—Vamos— susurró.

Caminamos a paso lento hacia la cafetería, aunque, antes de poder ingresar allí, una señora alta de cabellos rubios y rostro arrugado nos impidió el paso.

—Señora Emma...— habló diez.

Mierda, estamos en problemas.

diez.Where stories live. Discover now