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Steve fue el que barrio las cenizas de la cocina con infinita paciencia, esa que lo caracterizaba, una vez que Tony se había recuperado y se había perdido en su taller. Peter lo observaba con su mirada de cachorro perdido.

—No lo entiendo—Susurro. A Steve le sorprendió que se dirigiera a el directamente. Peter aun le guardaba cierta admiración y solía tartamudear al hablarle, en las escasas ocasiones que lo hacia—.  Lo encontré con las cenizas entre las manos, susurrando cosas...

Steve suspiro, pero no le respondió. Creía que no era su deber explicarle lo que vivía Tony día a día. El lo comprendía mas que nadie, porque el también despertaba algunas noches, bañado en sudor, palpando su cama, aterrorizado de que todo fuera un sueño y todos continuaran desaparecidos, transformados en ceniza. El solía tranquilizarse al sentir un cuerpo cálido a su lado, recordándole que era real.

Tony probablemente sufriera las pesadillas solo, ahogándose en la oscuridad de su mente, despertando en una cama vacía.

Vestigios de cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora