Capítulo 1

5.7K 178 3
                                    

Era una noche lluviosa de noviembre y empezaba a llegar el frío del invierno, aquel día había discutido con mi familia y me había ido de casa, me encontraba de rodillas en el suelo y llorando de la rabia, empapada por la lluvia e impotente ante mis sentimientos, alumbrada solo por un hilo de luz de una farola. Tenía el labio partido y notaba la sangre caer por mi barbilla y el ojo morado e hinchado de los golpes que mi padre me había dado.

Entonces, como si fuera un ángel apareció ella, una chica de sonrisa radiante y ojos brillantes, los tenia de color azul cielo y el pelo negro con un par de mechones azules en el flequillo, tenia la piel morena lo cual resaltaba mas la claridad de sus ojos, toda ella resplandecía, como si fuera primavera en su corazón y su mirada me hacia sentir como si fuera verano de nuevo.

X: Estas bien? -No respondí, solo negué con la cabeza, me quedé mirándole a los ojos, seguía llorando.

X: Que te ha pasado? -Me tendió la mano para ayudarme a levantarme y agradecida acepté su ayuda.

X: Mejor vamos a mi casa, allí no llueve y podrás secarte y te curare la herida del labio, vale? -Asentí, y la seguí hasta su casa.

Rebeca: Gracias, por todo...-Dije por fin, rompiendo el silencio en el que me había mantenido hasta entonces.

X: Por fin hablas eh? Empezaba a pensar que eras muda. -Dijo ella intentando aportar algo de humor a la situación.

Sonreí ligeramente mientras todavía caían algunas lagrimas, lo que hizo que sonriera aun mas ella. Aunque a los pocos segundos tuve que dejar de sonreír ya que me dolía mas el labio. Justo llegamos a su casa, tenia dos plantas y un jardín trasero, era realmente grande.

Rebeca: No soy de hablar mucho... -Dije yo cuando conseguí dejar de llorar, entonces se dirigió hacia un armario y saco algo que parecía una especie de botiquín.

X: No me has dicho tu nombre todavía -Dijo curándome la herida del labio.

Tenia su mirada fija en mis labios, y yo no podía dejar de mirar sus ojos.

Rebeca: Me llamo Rebeca, y tu? -Respondí en cuanto acabó de curarme el labio, entonces me miro a los ojos y sonrió.

X: Me llamo Ocarina, pero puedes llamarme Rina. -Su sonrisa provocó en mi una sensación de seguridad.

Después me indicó donde estaba el baño para poder darme una ducha.


Narra Ocarina:

Puse su ropa a lavar ya que estaba llena de barro. Mientras busqué ropa mía que le pudiera servir. Tras un rato buscando cogí unos vaqueros estrechos que hacia mucho que yo no usaba, una camiseta de tirantes negra básica y una sudadera con cremallera de color negro azulado.

Cuando ya tenia la ropa lista escuche que me llamaba, fui a ver que necesitaba, llegué pude ver todos los moratones que tenia en la piel que no tapaba la toalla, tenia el pelo castaño oscuro ligeramente ondulado con mechas californianas en color morado y unos ojos de color verde claro y un poco de color miel en el centro. Era preciosa.

Rebeca: Oye y mi ropa? -dijo preocupada.

Ocarina: La puse a lavar, ahora te traigo ropa limpia, espero que te guste. -entonces fui a mi habitación y cogí la ropa que había escogido para ella y se la entregue.

Un rato después salió con la ropa que le había dado puesta y el cabello recogido en un moño improvisado y despeinado, tenia el labio algo hinchado por la herida y el ojo morado todavía, pero se le veía mas relajada.

Rebeca: Muchas gracias de verdad, es increíble que sin conocerme me ayudaras así -dijo dedicándome una sonrisa, se veía hermosa cuando sonreía.

Ocarina: No hace falta que me des las gracias, y si no tienes donde alojarte puedes quedarte aquí conmigo, un poco de compañía no me vendrá mal.

Rebeca: de verdad?

Ocarina: Claro, mi casa es tu casa .

En todo ese rato no habíamos dejado de mirarnos directamente a los ojos, hasta que ella apartó su mirada para mirar mi salón. Miré el reloj y eran las 2 de la mañana, así que le mostré donde estaba la habitación de invitados y le enseñé un poco la casa para que pudiera orientarse sola. Luego me fui a dormir, pero no lograba conciliar el sueño, en mi cabeza habían demasiadas preguntas sin responder: ¿Que le había ocurrido? ¿Quien le había echo todos esos moratones? ¿Que estará pensando ahora? ¿Porque me parecía tan atractiva?

Eran las 3 de la mañana cuando conseguí dormir por fin. Lo único que sabia era que el día siguiente resolvería muchas de mis dudas...


Only Moon KnowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora