—¿Y tú que crees? Jugaste conmigo haciéndome creer que tenias unos adorables rizos de oro.

Cicely iba a decirle que su mayor problema con la situación era absurda, pero un carraspeo tras ella los llevó a recordar que no estaban solos.

—¿Puedes decirme qué esta ocurriendo?

Asintiendo también, Masón se cruzó de brazos.

—Estoy de acuerdo con Don Bigotes. ¿Qué está pasando aquí?

William y la joven se miraron.

—Tú decides Sarah, podemos asesinarlo o contarle la verdad y luego ver si es necesario matarlo.

El pelirrojo abrió los ojos en grande, por un instante casi se deja llevar y le reclama que le mintiera también con el nombre, pero a tiempo comprendió que acababa de entrometerse en algo grande.

—¿Qué les parece si simplemente olvidamos que estuve aquí? Juro que no le diré a nadie que tu cabello es horroroso.

La joven le dirigió una mirada exasperada antes de tomarlo del brazo sorprendiendo a ambos chicos. Girandose a William habló.

—Claramente es tonto, pero confío en él, así que se queda con nosotros y no le haces daño- Con sus labios fruncidos, añadió- Eres mi mejor amigo, por favor confía en mi.

Suspirando casi que derrotado, el joven asintió lanzandole la rata a Masón, quien la atrapó en el vuelo.

—En ese caso, luego de maravillarte con nuestra ilegal existencia, ábrela y dime de qué color es.

El pelirrojo observó a Sarah tomandole casi que de forma protectora y luego a la rata seguramente infestada que tenia en la mano. Era claro que William no solo no confiaba en él, sino que directamente no lo quería allí.

Respirando hondo, Masón decidió hacer lo que mejor se le daba: Meterse en los asuntos ajenos e incomodar a sus protagonistas.

Acercándose lo sufiente a la pelirroja para que solo se enfocase en él, comentó:

—Tengo una extraña fascinación por lo prohibido, complicado e ilegal. Por supuesto que no me iré.

🔍🌹🔎

Hacia casi 20 minutos, Victoria había llegado a la Mansión Williams y esperaba pacientemente a que su hermano regresara de donde estuviera. En otras circunstancias hubiese preferido irse o simplemente rebuscar entre las cosas del joven, pero ahora que estaban distanciados y sabía que en un par de meses sería madre, prefería mantener lo que su madre denominaba "decencia y sabiduría".

Cuando creyó que el joven no regresaría hasta la noche, este ingreso a la sala tarareando con sus prendas visiblemente transpiradas. Estando ambos cara a cara, Masón carraspeo deteniendo su alegre andar frente a ella.

—Hermana.

Victoria deseaba correr, abrazarlo y darle la mejor noticia que pudo tener en su vida, pero sabía que primero debía admitir sus errores y confrontarlo.

—Por favor, siéntate.

Haciéndole caso con expresión incrédula, el joven comentó:

—¿Qué mosca te ha picado a ti? Porque claramente esta es mi casa y yo debo ser quien diga cuando debemos sentarnos.

Victoria asintió con rapidez pero igual se sentó frente a él, sus manos descansando en su abdomen.

—Sé que te preguntas que hago aquí. Pero la única respuesta que al final puedo darte es que estoy aquí porque te quiero.

Victoria HolmesDove le storie prendono vita. Scoprilo ora