Taehyung frunció el ceño.

¿Qué?

Negó.

—Jungkook no haría eso, incluso Bogum lo sabe. Odia esto, pero odia más a la prensa. No va a dar publicidad ni aunque sea de la mala.

—Lo sé, pero si lo hiciera sería un escándalo para la imagen del Centro y del deporte en general. Eso le hace peligroso. Tiene información. Su actitud...

—¿Qué importa su actitud?

—Oye, ya me la estoy jugando por contarte esto, no te pongas a la defensiva conmigo, ¿vale? —Minjae se inclinó hacia él mientras hablaba, de pronto mascullando entre dientes, y Taehyung tardó medio segundo en darse cuenta de que el hombre estaba reflejando su propio lenguaje corporal. Se obligó a relajarse, murmurando un leve "lo siento". Minjae continuó, aunque conservó la tensión subyacente propia del que sabe que, efectivamente, se está metiendo en problemas. —Bogum está tranquilizándoles. Jungkook también hace ganar mucho dinero y además saben que le conviene callar, sólo son... sospechas momentáneas. Los Juegos cada vez se acercan más y Jungkook lleva mes y medio sin salir en los medios, los de arriba se ponen nerviosos. Necesitamos que salga, muestre sonrisas y diga que está muy ocupado entrenando, que gane una competición, ¿entiendes? Que les haga saber a los altos mandos que sigue con nosotros.

Taehyung asintió. No sabía qué otra cosa hacer, porque lo cierto era que aquello no le parecía extraño. Por un momento, tuvo la sensación de estar de vuelta en su propio Centro, en su propio polideportivo, hablando con su propio representante.

Diferentes personas, diferente situación, sí. Pero las cosas no cambiaban.

Por suerte o por desgracia, el sonido de un mensaje en su teléfono móvil terminó la conversación por ellos.

—¿Es Jungkook? —preguntó Minjae cuando Taehyung le echó un vistazo al nombre en la pantalla. Él negó, apretando los labios. —¿Estás... bien?

Taehyung entró en el mensaje y lo leyó.

—¿Taehyung?

—Sólo es Dahyun. —respondió, escribiendo en una respuesta apresurada que hablarían en persona cuando volviese a casa. Sin embargo, su cara debió de transparentar parte de lo que sentía, porque Minjae no se marchó. Suspiró, guardando el móvil. —Está pensando en dejar el trabajo.

—Oh, ¿por qué? Puedes contratar a otra persona, ¿verdad?

—No es tan fácil. Necesito conocerla bien, no puedo dejar a cualquiera en mi casa cuando yo no estoy. De todas formas no es seguro. Dahyun tiene mucho trabajo en la universidad y cada vez tiene menos tiempo, ese es el problema. Ha dicho que lo intentará, pero no creo que sea sostenible mucho tiempo.

—Vaya. —Minjae chasqueó la lengua. —¿Qué vas a hacer?

—No lo sé.

Era lo más cierto que podría haber dicho, y los hombros se le relajaron al hacerlo, como si admitir lo agobiado que en realidad estaba le hubiera quitado un peso. Esa clase de alivio nunca duraba mucho, pero con el estrés que últimamente sentía y los problemas acumulándose como si de nieve se tratara, cualquier bálsamo, por temporal que fuera, era bienvenido.

—Si oigo hablar de alguien te lo haré saber. —le prometió Minjae, poniéndole una mano en el hombro. —Y ya sabes que si necesitas cualquier cosa estoy aquí. Tengo libres algunas tardes y no me importaría ayudarte, ya lo sabes. Y, um... Estoy seguro de que a Jungkook tampoco.

Taehyung forzó una sonrisa y el representante le dio un par de palmaditas amistosas, marchándose.

Fue a hablar con Jungkook unos minutos más tarde, cuando creyó que ya había pasado suficiente tiempo a solas como para recuperar el control que había perdido antes. Cuando entró en los vestuarios, vacíos a excepción de él, el chico estaba en una de las duchas, así que se sentó en el banco tras la cortina y esperó a que el sonido del agua cesase, tratando de no pensar en Dahyun ni en el tiempo y esfuerzo y rompederos de cabeza que le iba a llevar encontrar a alguien que la sustituyera.

Olympic - TaeKookWhere stories live. Discover now