—Que ni te oiga Apolo, es uno de sus protegidos —casi podía imaginar cómo podría reaccionar el dios de la profecía.

—Entonces debemos empezar forjar victorias para poder ayudar mejor a los semidioses —susurró reflexivamente Travis mientras Percy estaba preparando algunas cosas para partir a su aventura.

—Exacto, es por ello que iremos por el mundo derrotando a cuanto monstruo, gigante, titan, deidad y amenaza se nos ponga en frente para que cuando ya este ejerciendo mis funciones de dios del Olimpo pueda ayudar a los semidioses con todo lo que tengamos a nuestro alcance —cuando ya tuvo todo lo que necesitaba pensó en su primer destino.

El primer destino fue en las alejadas tierras del estado de Washington, empezar por lo más cercano a salir del radar de los dioses para luego entrar en tierras canadienses para las grandes bestias marinas. Cuando tocó enfrentarlas Tritón dio una mano para no crear un desastre. Leviatán, el Kraken y el Morgawr. Íbamos detrás de los monstruos más devastadores de diferentes mitologías. También se encontraron con las grandes serpientes antiguas en las regiones montañosas de Canadá: Jörmundgander (antigua serpiente mitología nórdica) fue todo un desafío y Travis salió herido por lo que fue momento para para por un par de días e incinerar en ofrenda a Percy dichos trofeos para que la fuerza de Percy aumentara aún más.

Percy no dejaba de escuchar las plegarias de Katie y le empezaba a doler la cabeza, pero no podía ceder, porque Travis necesitaba estar concentrado en ser el mejor de los mejores un campeón no sólo para él sino también para el Olimpo. Le dolía no poder hacer nada al respecto fue de las cosas que le dejó claro a Travis en su conversación en la cabaña de Deméter aquel día, necesitaba que se concentrara en viajar para dar muerte a cuanto monstruo se cruzara por el camino era un viaje sin fecha de retorno y debía hacerlo solo Travis con él, no había lugar a nada más ni a nadie más. Percy no pretendía separalos, pero cuando converso con ambos supo una cosa: necesitaban tiempo para recuperarse, seguir en la misma rutina solo haría dos cosas, que Travis siguiera en un espiral descendente y que Katie se frustrara por no poder hacer nada al respecto y eso pondría las cosas tensas, finalmente podría ser una ruptura de algo que él consideraba destinado a triunfar. Con la idea que tenía en mente tanto Travis como Katie se mantendrían enlazados por un vínculo fuerte y en su debido momento en el reencuentro ambos serían golpeados, pero el vínculo seguiría intacto, conocía la fuerza del sentimiento de Katie y no dudaba del corazón de Travis.

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—¡Percy Jackson! —una furiosa Katie estaba en medio del Olimpo gritando furiosa, algunos dioses menores que pasaban por allí le miraban con asombro mientras ella trataba de encontrar alguien que le diera razón de Percy. No supo cuan fuerte y cuánto tiempo estuvo gritando hasta que sintió la mano de Hestia sobre ella porque automáticamente su respiración agitada se calmó.

—Katie, detente por favor —se giró para ver a la diosa del hogar dándole una mirada un tanto severa, pero en el fondo seguía habiendo esa dulzura que todos admiraban.

—No pienso irme de aquí hasta que me traigan a Percy Jackson —expresó un poco más calmada, pero con la misma determinación que la había llevado a ir a gritar el nombre de Percy al centro del Olimpo.

—No es momento ni lugar para hacer una escena —escucho la voz de Hermes que llegaba a toda velocidad a sus espaldas.

—Necesito respuestas —Katie estaba tan determinada que no pensaba rendirse por nada del mundo antes de dar con el paradero de Travis.

—Recuerda que ahora Percy es un dios y merece tu respeto como tal —la voz de Hermes fue un poco más severa de lo normal por lo que Katie bajo la guardia un momento.

Algunas cosas toman tiempoWhere stories live. Discover now