Amantes [Omegaverse] [PAUSADA]

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La Alfa empezó a quitarle la ropa a la rubia quien hacía lo mismo a la azabache quedando desnudas.

La azabache empezó otro beso mientras masturbaba con una mano la vagina de la contraria, y con la otra mano jugaba con uno de los senos de la rubia.

En el cuarto solo se escuchaba los gemidos de la Omega, mientras la azabache solo la embestia con sus dedos.

En un momento vio que la rubia estaba tan mojada que saco sus dedos, para luego introducir dentro de la rubia su parte reproductora masculina. Ya que las Alfas mujeres tienen aparato reproductor masculino, el pene.

Enid solo soltaba gemidos que se escuchaban más, sentía como aquella azabache le embestia.

Las dos estaban calientes, no podían resistirse.

Menos aquella Alfa en su periodo de celo.

La rubia se levanta, el dolor de sus caderas apareció, se levantó para ir al baño, notando los Chupetones que tenía por sus senos y cuello.

—¡Merlina Addams!—grita la rubia.

La Alfa se levanta por aquel grito, notando que la ropa de aquellas amantes estaban tiradas en cualquier lugar del cuarto.

La azabache agarra su calzoncillo poniéndose lo para luego ir donde su amada, cuando llegó al baño noto el cuerpo desnudo de aquella chica.

La rubia noto la presencia de la azabache, volteo a ver a la contraria.

—¡Me dejaste chupetones!—le regaña la rubia a la Alfa.

—Si lo sé, a la proxima no lo haré—dice la azabache tomando de la mano de la contraria dejando un beso.

“¿¡Próxima!?” piensa la rubia con un sonrojo más notable.

Le da un pequeño golpe en el pecho de la azabache, quien solo la acercó a ella para depositar un beso lujurioso.

Se separaron del beso, la azabache mordió por el cuello a la rubia quien soltó un leve gemido.

—¡Chicas llegarán tarde a sus clases!—se escucha detrás de la puerta de su cuarto.

—¡Ya vamos!—dice la rubia.

Las dos amantes se cambian, la rubia olia a las feromonas de aquella Alfa,   eucalipto.

En verdad todo el cuarto olía a la feromonas de las dos.

Enid se pone el uniforme del colegio acompañada con una bufanda para ocultar los chupetones.

Las dos salen del cuarto para irse a sus clases, las piernas de la rubia temblaban un poco, seguía con un rubor en sus mejillas.

Ahora ya no era virgen.