Hay algo cierto, el dolor en definitiva cambia a quién lo experimenta. Una vez que lo has sentido en carne propia no vuelves a ser el mismo, es como un meteorito al caer modifica, devasta y no deja huella en un solo lugar cambia todo el entorno.
Des...
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El desfile estaba en su máximo apogeo cuando Fred volvió perturbado por el beso de Emily, se sentía tan confundido y lleno de rabia que no sabía si decirle a Rose lo sucedido o no, pasaron eternos los minutos, un sudor frío le recorrió la espalda cuando ella se volvió y lo miró estaba tan feliz que sonreía de oreja a oreja.
Fred se quedó al final del gentío tocando sus labios con dos dedos y recordando el beso clandestino que había recibido, por alguna razón se sintió perdido en ese momento.
El desfile terminó Rose corrió hacia Fred lo abrazó feliz y caminaba como niña chiquita a su alrededor canturreando la melodía de la pasarela.
—¡Gracias! Estoy feliz de que hayamos pasado todo el día juntos y ahora esto. —Lo miró, sonreía mucho, pero su mirada denotaba culpa y miedo—. ¿Estás bien? Te ves raro.
—Todo bien cielo ¿Te divertiste? ¿Te agradó esto? —La voz apenas le salía y la miraba como si el apocalipsis se avecinara.
—Estupendo, me ha encantado. ¿Seguro estás bien? Te ves diferente.
—Claro, te traje algo. —Le dio las bolsas y ella saltó de la emoción al ver los zapatos y el libro, sacó con curiosidad una bolsa de tela y dio un grito de emoción al ver la bolsa—. ¿Te agrada?
—¡No puede ser! Es la bolsa más hermosa del mundo, te amo, eres el mejor esposo del mundo. ¿Cómo puedes ser tan detallista y adorable? Te amo, eres el mejor ¿qué sería de mí sin ti?
Esas palabras acabaron por quebrarlo, si ya se sentía confundido y lleno de miseria por permitirse sentir algo en ese clandestino beso, ahora su mundo comenzaba a derrumbarse.
—Rose... —La voz le temblaba, se sentía terrible y solo quería morirse.
—¿Qué pasa cielo? ¿Qué tienes? ¿Te sientes mal?
—Soy un hijo de puta, perdóname —. No pudo más y se derrumbó ante la mirada incrédula de ella, lo abrazó con ternura y lo llevó a sentarse a una banca cercana.
—Fred ¿qué está pasando? Explícame, no entiendo que te sucede. —Él solo la miraba con culpa, se agarraba la cabeza con desesperación y golpeaba el piso con los talones mientras gruesas lágrimas resbalaban por sus mejillas y la respiración se le agitaba—. Cielo ¿Necesitas un médico?
—No, siéntate a mi lado quiero que sepas algo.
—Por favor dime que no se trata de Emily. —La miró culpable y pestañeó—. ¡Maldita zorra! Sabía que intentaría algo, lo sabía. ¿Qué pasó?
—Hace un rato mientras estabas mirando el desfile, fui a comprar el libro, vi los zapatos y la bolsa, me emocioné y los compré. Caminaba hacia el desfile y me salió al encuentro Emily, la saludé como siempre y cuando le dije que vine contigo se puso rara y se despidió en seguida, no le di importancia, pero me jaló de la muñeca y me besó en los labios, yo... yo...
