Capitulo IV

41 23 99
                                    


Daemon

—¡Voy a salir!— grité.

Sabia que Jess no me respondería de vuelta. Me dirijo a la puerta de salida poniéndome mi chaqueta, cuando llegué a ella pude sentir un aroma fresco, frutal a mi al rededor.

¿Que diablos? ¿Desde cuándo mi casa huele a frutas?

Abrí la puerta de un tirón y me sorprendió ver a una chica parada del otro lado.

La humana. Jess me había hablado de ella.

Sus ojos clavados en mi pecho. Su mano está suspendida en el aire, queriendo tocar la puerta, en su rostro se podia distinguir la sorpresa. Pude sentir como su pulso se aceleró.

Nunca había visto a alguien tan pequeño.

No pude evitar fijarme en su figura, era pequeña y rechoncha nada impresionante, sus mejillas rellenas su piel blanca repleta de pecas, sus labios rojos y rellenos. No podia negar que le hacia lucir bonita.

Cuando hablo el nerviosismo y la timidez se hizo presente.

—Vine… a ver… a Jess.— No pude evitar reírme por dentro, manteniendo mi seriedad por fuera.—Traje torta.

Alzo sus manos indicándome el recipiente que lo contenía, algo que no me habia percatado por haberla estado observando.

—¡Jess!— Gruñí

Pasé a su lado rozándole el hombro, en ese instante pude sentir el aroma frutal. Venía de ella y no me era desagradable.

Gruñí frustrado y odiándome por considerar agradable su olor.

No me quito la vista de encima en todo el camino que hice hasta mi motocicleta, incluso después de subirme y salir de ahí a toda velocidad pude sentir su mirada en mi, y la sensación que me quedaba no me gusto para nada.

Trabajar para Jhos no era para nada desagradable, casi nadie solía venir a la tienda, la mayoría hacia sus pedidos por correo y habia otra persona encargada de llevarlos. Así que mi trabajo consistía en ordenar productos, empacarlos y contestar mensajes.

Jhos era un gran amigo, el único que nos apoyo después de la muerte de nuestros padres. Jhos nos cuido y crío. Yo tenía 10 años y Jess de 9. En esa epoca él tenía apenas 18 años. Se había mudado recientemente y siempre vivió solo, nadie sabia por que hasta el dia de hoy, pero a mi nunca me importo. El es increíble.

Por eso no quería que hoy que ya soy lo suficientemente mayor y puedo encargarme de Jess sólo, me ayudara y ser una carga para él, aunque para el jamás lo fuimos.

—Oí que de Jess que tienen una nueva vecina.—La voz de Jhos interrumpió mi trabajó.

Recordé su olor. Gruñí

—Si

—¿No te es interesante?— dijo risueño

—No

—Es humana por lo que oí, eso si es  muy interesante.

—No lo es— dirijo mi mirada a él—Sera la comidillas de todos.

—Te preocupa eso.

—¿Por que lo haría?

—Jess— dijo serio.

—Si me preocupo por Jess, pero nosotros ya hemos sido la comidilla de todos. No le afectara.
»Tengo cosas mas importantes que hacer para  preocuparme por si la humana la tiene fácil.

—Por lo que oí de Jess, es su nueva mejor amiga. Esta eufórica por eso.

Mi sonrisa triste llegó.

—La juzgara cuando se entere.

El suspiró

—Eso creés.

—Lo creó.

—No quiero discutir contigo—Suspiró—Solo… cuida a Jess.

Su mirada se volvió absolutamente preocupada. Sabia que Jhos tenía sentimientos por mi hermana, pero también sabía que jamás se atrevería a confesarselo

—Sabes Jhos deja de ser un chismoso.

El solto una sonora carcajada.

Efecto Jess pensé. Y sonreí internamente.

—Ven esta noche con Jess a cenar. Les preparare la cena— alzó una mano cuando vio que iba a protestar— ¡Y esta vez no aceptaré un no por respuesta!
»Es su último día libre quiero hacer algo por ustedes y podemos entrenar un poco.

Solte un suspiro.

—Esta bien.

El sonrió y se fue.

Jhos vivia en un pequeño departamento en el centro del pueblo. Cuando llegamos Jess toco su puerta muy fuerte.

Él nos recibió con un delantal atado a su cintura.

—¡Jhos! Siempre es una alegría verte. —dijo Jess mientras le daba un gran abrazó. Vi la emoción de él en sus ojos.

La agarré del hombro y la separé bruscamente.

—No quiero contacto

—¡¿Porqué!?— chilló Jess

Jhos se rasco la nuca incómodo. Jamás habíamos hablado de sus sentimientos por mi hermana. Aunque como iban las cosas creó que era hora de hacerlo.

—Eres un pesado Daemon.

Rodé los ojos.

La cena paso rápido entre risas de Jhos y Jess. Amaba ver a mi hermana reír.

Horas después nos encontramos en el pequeño patio de Jhos, estaba cansado y agitado, entrenar con Jhos siempre a sido una buena distracción y un muy buen entrenamiento para mis músculos.

Estábamos frente a frente, él se encontraba totalmente relajado como si las dos ultimas dos horas no hubiesen sido de puro esfuerzo fisico. Pero si estámos sudorosos

—Eso es todo—hablo

—Sabia que no podrías conmigo.

— Se que si te doy un puño mas ya  estarías inconsciente.

Gruñí por que sabia que era verdad.

Jess nos observaba sentada en la pequeña acera que daba paso a la sala de Jhos.

—Tambien. Quiero entrenar— dijo asiendo un puchero.

—Iremos al río la semana que viene— Contestó dedicándole una pequeña sonrisa.

—Bien— dio un pequeño aplauso.

A veces me sorprendía lo infantil que es.

—Jess adelantate porfavor.

Ella me miro sorprendida pero no me contradijo. Se despidió solo moviendo la mano de Jhos y salió dejándonos solos

—Sabes que no te corresponde ¿Verdad?

Él me miró sorprendido por un segundo, rapidamente se recompuso y habló.

—Y se que nunca lo hará. Pero al menos se que puedo seguir teniendola como una gran amiga.— me dedicó una sonrisa triste—no te preocupes no le are dañó.

—No me preocupo por ella.

El solo se limito a observarme por un largo tiempo al final su unica reacción fue retirarme la mirada y mirar al cielo. Sabia que le hacia daño sus sentimientos, pero el no renunciaría a Jess por mucho que le doliera.

—Eres como mi hermano mayor Jhos, y la única familia que tengo. No lo olvides.

—Jamás.

En El Fondo De Las Cicatrices (Borrador)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang