⭐Un héroe⭐

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Narra t/n

Estaba rodeada, no sabia que hacer aparte de abrazar mi vientre en busca de proteger a la pequeña criatura qué ya hace en el.

Sin embargo, realmente no podre lograr mucho si la espada en mi cuello cumplía su cometido ¿porque me sucedía esto a mi? No puedo ni quiero abandonar a Aidan, mucho menos a mis hijos.

-por favor piedad-continúe rogando-les daré su peso en oro, joyas, poder lo que quieran pero no me hagan daño.... Soy madre de tres niños-comenzaba a llorar

Sin embargo fue tarde, la espada se aparto de mi cueño y vi con terror, pánico y horror como el hombre con el rostro cubierto se preparaba para degollarme. En ese momento no pude desviar los recuerdos de mi hace años, cortando cabezas en el Vaticano por mi esposo ¿así es como funciona el karma?

Veo qué no pues antes de que ese tipo logrará hacer conmigo lo que yo tanto hize en aquella batalla, una espada atravesó su pecho derribandolo por completo. Sus hombres inmediatamente me soltaron para preparar la defensiva, era el momento en el que yo corria.

Y así lo hize sin ni siquiera importarme quien era el misterioso héroe qué me acaba de salvar de la muerte, tal vez ni siquiera era un héroe y solamente era otro bandido, aprovechándose de que una mujer forrada en joyas como yo, estaba completamente sola en medio del bosque.

Estaba demasiado oscuro, intentaba sostenerme de cuanta rama tenía a mi alcance para así evitar caer no quiero otro aborto como el de hace ya tantos años.

-el palacio de mármol, debo llegar al palacio de mármol-repetía una y otra vez el único lugar que se que es seguro para mi.

Según Roberth estaba a un kilómetro, no tardaría mucho en llegar..... Oh Roberth, espero y estés bien querido amigo tu y hannah.... Perdóneme por abandonarlos por favor.

En la batalla.

Narración normal

Finn había llegado a escena con cuanto jenizaro se permitió llevar, tras las advertencias del alarmado esclavo qué había ido hasta sus aposentos temporales no ha parado de buscar.

Finalmente había visto a su sultana, arrodillada con un hombre apunto de herirla, no podía permitirse eso, no podía fallarle a ella, ni a Ben... Mucho menos al sultán.

Así que ahora estaba ahí, en medio de la noche eliminando a cuanto bandido se le pusiera en frente, afortunadamente no estaba solo y los jenizaros arrasaban con los tipos de negro.

Aún así eso no evito qué dos hombres se escaparan corriendo en la misma dirección en que la pelirroja corrió, claro todo esto sin qué el rizado logrará verlos.

Este al derribar al último hombre tiro su espada al suelo y corrió al cuerpo de Roberth, sacando la flecha con sumo cuidado.

-esta vivo-dijo al revisar el pulso-pero no por mucho si no es atendido-le dijo a los dos jenizaros qué se pararon junto a él-llevalo a él palacio de inmediato-uno de los jenizaros asintió mientras el otro cargaba a Rob.

-señor-Finn alzó la mirada hacia el hombre que lo llamaba-una de las concubinas de la Sultána esta aquí, parece estar noqueada pero no esta herida-

Ante esto Finn rápidamente se levantó y camino en dirección a la mancionada. Al verla ahí tan indefensa Finn no pudo evitar sentir un extraño pinchazo en el corazón.

Amor en el sultanato II Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt