❝𝙏𝙝𝙚 𝙎𝙩𝙤𝙧𝙮❞ | 𝘾𝙤𝙣𝙖𝙣 𝙂𝙧𝙖𝙮

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CLEA
PARKER

Abrí mis ojos lentamente, siendo consciente del sonido de los pájaros cantar cerca de mi ventana. La luz del sol se colaba por éstas e iluminaba la habitación. Demasiado para mi gusto ya que recién me despertaba. Despegar los ojos costaba un viernes por la mañana.

Tomé mi celular en manos y miré la hora. Oh  genial. Un viernes por la mañana a las dos de la tarde...

Viernes...

Tarde...

Dos de la tarde...

Viernes...

¡LA ESCUELA!

Me levanté bruscamente de la cama sintiendo un mareo recorrer mi cabeza provocando que casi tropezara. Ok, fui muy brusca. ¡Pero llegaría tarde a la escuela!

Tomé mi mochila del suelo y salí de la habitación para después bajar por las escaleras y dirigirme a la puerta, pero en el instante que abrí ésta me encontré con Conan apunto de tocar. Me miró confundido aún con la mano extendida en forma de puño.

—Eh... ¿Qué haces? —Preguntó.

—¡Conan, llegamos tarde a la escuela! ¿Qué haces aquí y por qué no estás listo? —Pregunté rápidamente.

—Clea...

—¿Qué es ese escándalo? —Me giré hacia mamá —. ¡Hija! ¿Por qué estás con la mochila? ¡Recién te despiertas!

¿Qué les sucedía? Voy a la escuela.

—¡Voy a la escuela! ¿Qué más? —Respondí con irritación.

Escuché a Conan soltar una carcajada.

Mi mamá se cruzó de brazos.

—¿Un sábado?

—¿Y en pantuflas? —Se burló Conan.

De pronto me sentí más despierta. Y recordé que ayer fue viernes. Joder, qué vergüenza. ¿Qué sucedió conmigo?

—Ya vuelvo —Dije sintiendo la cara caliente. Escuché las risas de mamá y Conan y me sentí más tonta. Volví a mi habitación y dejé la mochila en la cama. Miré el celular en la mesita de noche y... Sí. Era sábado. Solté un suspiro y reí levemente por mi estupidez. Esto ha sido peor que soñar que me estoy alistando para la escuela y despertar con qué voy tarde.

Me metí a la ducha para relajarme y luego salí ya bien vestida (decente más bien). Caminé hasta la cocina encontrándome con Conan y mamá desayunando mientras hablaban.

—¿Te bañaste? —Preguntó Conan mordiendo una tostada con mermelada.

—Noo, me fui a buscar a Nemo—Respondí con sarcasmo y tomé lugar.

—¿Y lo encontraste?

Rodeé los ojos y mamá rió.

—Por cierto, ¿a qué has venido? —Pregunté tomando una tostada para después untarle mermelada con una cuchara.

—Pues... No sé. Tú me invitaste a salir, ¿recuerdas?

Apenas tragué el pedazo de pan y casi se me sale otra vez.